132 Bolet?n de la Real Mademia Gallega
amistad y privanza que, tal vez, gan? con sus haza?as en aquella empre'
sa : a la vez nos da testimonio de las costumbres locales, como la del
canto y la danza de las doncellas casaderas en el atrio de la iglesia para
celebrar la fiesta y conquistar galanes entre los espectadores que concu
rr?an al jolgorio, exclusivamente femenil, y la de los barios de mar, co
. mente, al parecer, entre los Enamorados, seg?n aquella Cantiga de Es
teban Coello, otro trovador gallego del siglo xm, (C V322) que empieza:
? Se oj'o men amigo
Soubese, ir?a migo:
En al r?o me von bannare,
al mara
Pero el arte y el estilo y el tema general de las C?ntigas nos dicen
mucho m?s.
La sociedad gallega de la primera mitad del siglo mit, que gust?
esas primorosas canciones y ofrec?a medio ambiente apto para formar
artisras capaces de producirlas, estaba muy lejos culturalmente de aque
llos tiempos, reales o imaginados?no se ha dicho todav?a sobre ello la
?ltima palabra?en que las gentes hoscas y siempre amedrentadas, seg?n
cuentan los que creyeron en el terror universal del ario r000, C61110 los
? hombres protohist?ricos que so?aron ciertos arque?logos de nuestros d?as,
tra?an a un tiempo sus cuerpos y sus almas oprimidas bajo una costra
f?rrea que les aislaba de todo humanismo y, por lo tanto, de toda emo
ci?n est?tica. Es preciso suponer en la lengua y en el arte l?rico, ya lite
rario, ya musical, de nuestra Galicia, un estado de adelanto que s?lo se
explica como floraci?n de una cultura general muy aventajada, como
expresi?n de una cierta alegr?a del vivir individual y ciudadano en aquellos
d?as en que se abr?an para los siervos galaicos las doradas puertas de la
libertad civil, y del bienestar econ?mico consiguiente, y, sobre todo, como
t?rmino ad quem, de una larga gestaci?n, espiritual, cuyo origen se doeu
menta con los cantos b?rbaros (de c?lticos e ib?ricos galaicos, triunfadores
con Ann?bal en Cannas) de Silio It?lico; con las composiciones po?ticas (idi?
ticas o vulgares) notadas por el Concilio de Braga' de 561; con las canciones
goliardescas de extra?a melod?a que suenan en el Epitalamio a Leodegundia,
bija del rey Ordo?o (siglo rx), gallega ella y monje gallego, seguramente,
su cantor; y, viniendo al siglo mi, con los m?ltiples testimonios que de
los cantos populares, con que se celebraron la coronaci?n de Alfonso VII
en la Catedral de Santiago y las fiestas del Ap?stol, nos brindan la Com
postelana y el C?dice Calixtino.
Y es dentro de nuestra misma regi?n, en el genio propio de nuestra
raza, dotada de maravilloso instinto art?stico, donde han de buscarse las