54 jolettn de la flea1 jlc?demia Gallega
tal no tiene m?s fundamentos que ?la circunstancia del nombre vulgar que ten?a
la capitana de Col?n, la de haberse fletado en Pontevedra un nav?o, Santa Ma
rta, la de que en el contrato de dicho flete aparezcan como testigos ciertos ma
reantes con los mismos nombres y apellidos de los que figuraron en las tripula!
ciones de las carabelas del primer viaje, forman un conjunto sobrado notable,'
para que, alerta el esp?ritu, aprecie exagerada, o fant?sticamente, si se quiere,
los m?s fr?volos indicios?, p?gs. 106 y 107. Este procedimiento anticient?fico
tiene un complemento necesario en todos los libros. de Garc?a de la Riega: el es
camoteo, que consiste en dar como tesis esas fantas?as, o interpolar. una conclu
si?n sin premisas (*). El escamoteo es el ardid m?s socorrido en Col?n Espa?ol,
como veremos.
(22) Todos los invencioneros, Juan Annio de Viterbo, Jer?nimo Rom?n de
la Higuera, Antonio de Nobis, Miguel de Luna, Bernardo de Britto, Juan Alva
rez de Lousada, D. Jos? dePellicer y Ossau; y sus colaboradores los orensanos .
Fern?ndez Bo?n, han sido arrivistas de la ciencia hist?rica en cuanto pretendie
ron el t?tulo de Colones de la Historia por medios tan f?ciles como opuestos a
los de la austera ciencia.
(23) Este bajo concepto que Garc?a de la Riega ten?a del valor secundario
de los Documentos Pontevedreses, no ha sido ?bice para que tejiera con tales.do
cumentos los principales cap?tulos de su libro, seg?n atr?s queda notado.
Y se ha notado igualmente la fluctuaci?n del pensamiento de Garc?a de la
Riega a prop?sito del valor de sus documentos, de los que ?l s?lo descubri?. .
t . (24) Harto sab?a Garc?a de la Riega .quel?,documentos sinceros del apa
rato diplom?tico de su libro Col?n. Espa?ol, no son pertinentes al tema. Por eso
descubri? los insinceros que lo son menos todav?a.
(25) De esto ?ltimo son tipo las palabras con que termina el libro Col?n
Espa?ol, que revelan una audacia s?lo concebible en un superchero: (El esp?ritu
de resistencia a toda innovaci?n es muy fuerte y tenaz, especialmente en Ios
hombres que despu?s de adquirir fama de sabios, se estancan en determinados
l?mites de las ciencias, por cuyo motivo muchas veces la selecci?n se establece
tard?amente. En ello intervienen con frecuencia la ignorancia, el egoismo y la
envidia; lamentar?, pues, que este libro caiga en manos de tales enemigos.? De
s antemano, como hombre previsor, replica a los cr?ticos futuros de su obra, lla
m?ndoles ignorantes, egoistas, envidiosos y Satanases, proporcionando de paso
materiales de controversia a sus continuadores de hoy.
Por lo dem?s, quienquiera puede comprobar los 'otros juicios que hago del
libro Col?n Espa?ol, leyendo a cada paso en sus p?ginas, las frases y palabras:
tal vez, acaso, presumo, puede ser que, y otras, por el estilo, el m?s ageno, dicho
se est?, del que pide la verdadera historia. Por lo dem?s el Cap?tulo VIII: Do
cumentos italianos, nos brinda un caso notable del arte del escamoteo cient?fico
en que era maestro Garc?a de la Riega. Ah? aparece, mondo y lirondo, sin saber
como, el hecho capital?simo en la teor?a coloniana de Garc?a de la Riega, de la
emigraci?n de Pontevedra de un Domingo de Col?n, que en otros pasajes se da
como padre del navegante genov?s, presumiblemente transformado en uno de los
Domenico Colombos de Italia, (p?g. 91), que luego presenta como base para el
segundo sorprendente escamoteo, el de suponer que la madre de Col?n se apelli
e) ? Un coso de este escamoteo nos lo ofrece La Gallega, p?g. rxx y xxz. .
?