Dolet?n de la Real ,kcademia Gallega 245
blo, a su vez, trajo del templo a la plaza p?blica muchas melod?as sacras,
seg?n ver? el curioso music?logo que estudie las melopeas que a conti
nuaci?n se insertan.
Las primeras son una ant?fona y un responsorio, que estudi? ya
en mi trabajo sobre La M?sica Compostelana en la Edad Media, y pertene
cen al Ordo ad medium noctis de los ?ltimos folios del Libro de D. Fer
nando y D.a Sancha.
Yo no s? si las melod?as de este ms. son moz?rabes, no obstante
estar pintadas en Galicia (28), que, desde comienzos del siglo vi, por lo
menos, hab?a adoptado la Litargia Romana, seg?n los tipos que el papa
Vigilio envi? al obispo de Braga, Profuturo. Pero es seguro que estas
melod?as graves y sobrias del Libro de D. Fernando I y D.a Sancha res
ponden a un sentimiento y una manera que m?s tarde aparecen en algu
nas de las C?ntigas Codacianas. ?Es gregorianismo musical, com?n a
unas y otras piezas? ?Es galleguismo est?tico?
Donde aparecen manifiestos este galleguismo y aquel gregorianismo,
?ntimamente compenetrados y fundidos, es en la lind?sima melod?a de
un himno que cierto doctor gallego compuso para gloria del ap?stol San
tiago (a quodam Doctore galleciano editum, dice el C?dice Calistino) y es la
del fotograbado n?m. 6.
Otra melod?a curiosa es el Conductum Sancti lacobi del mismo C?dice,
Libro I, Capa XXX, que reproduce el fotograbado n?m. 7. Este canto
festivo, que sin duda, reson? frecuentemente bajo las b?vedas de la
bas?lica jacobea, est? atribu?do al maestro Roberto, Cardenal romano.
?Con qu? fundamento? Nodo s?. Pero hay serios motivos para pensar
que esta y otras piezas musicales del Codex Sancti Iacobi, son genuinamente
compostelanas, etiquetadas con resonantes nombres extranjeros?reales o
inventados?, a la mayor gloria del Ap?stol Santiago. Pudiera suponerse
que este Magister romano, y los otros que intitulan varias de las compo
siciones musicales del C?dice (haylos entre los music?grafos de nuestro
Himnario, de Par?s, de Benevento, de Chartres, de Jerusal?n, etc.), pe
regrinos, tal vez, de Santiago, ofrendaron a su iglesia el fruto de sus in
genios; o bien, que los Prelados compostelanos hab?an pedido a los m?s
notables melodistas de su tiempo composiciones aptas para los himnos,
prosas lit?rgicas, farsas, etc., inspirados junto al altar apost?lico?no se
concibe otra escena para estas piezas po?ticas que, por el concepto, y por
la forma misma, trascienden a galleguismo?. Pero entre las melod?as
hay una atribu?da a San Venancio Fortunato, del siglo vi; y ?sta es ap?
crifa. Ni cabe decir que pudo muy bien adaptarse a un C?ntico del siglo xtt
una antigua melod?a de aquel gran poeta, con lo cual se explicar?a la atri .