Dolelta de la 'Real .)1tad4fii? ?allega
nos coincidi? la fiesta mundial, principalmente espa?ola, del Centena
rio del descubrimiento de Am?rica, que exalt? nuestro patriotismo y ?
di? actualidad al tema inacabado, de la vida de Crist?bal Col?n; y esto
hubo de influir, sin duda alguna, en el prematuro alumbramiento de
aquella idea: Col?nPontevedr?s.
Pero ?por qu? secretos caminos ps?quicos ha llegado a punto de
madurez hist?rica la elaboraci?n coloniana de nuestro autor? El exa
men de la producci?n literaria de Garc?a de la Riega nos lo representa
con cualidades mentales, ?ticas y culturales muy adecuadas para dar
cima feliz a aquella empresa. Atra?do tard?amente, por sugesti?n ex
terna, m?s que por propia inclinaci?n (15a), a los estudios hist?ricos,
y sin la preparaci?n conveniente en el estado actual de la ciencia (16),
entr?se con el fervor del ne?fito en el templo de la Historia, sin com
prender su magestad. Para ?l no hab?a escrito Cicer?n el ne quid falsi
dicere audeat, ley del historiador; y debi? creer, como los sofistas grie
gos, que la Historia es un modo de poes?a, un canto en prosa, en el que
' caben las licencias otorgadas al artista en la Ep?stola ad Pisones, de
Horacio. Galicia Antigua (16a) y El Amad?s de Gaula (17) son claro
testimonio de la devoci?n de su autor a los temas sugeridos y no de
propia investigaci?n, y a los temas de ?ndole conjetural, accesibles a
las voluptuosidades de la fantas?a, y que s?lo los entendimientos pr?
1 ceres y cultivad?simos pueden tratar sin caer en vulgaridades y sin que
t se pueda pensar en que la erudici?n acopiada en sus trabajos es abso
lutamente refleja, como lo es la de G. de la Riega (18). La Gallega,
nave capitana de Col?n (19), otro libro de G. de la Riega con ciertas fn
fulas de original, representa una nueva faceta de la personalidad litera
ria de este autor, quien, pretendiendo tratar su tema, a fuer de inves
tigador sereno, que antepone los documentos a la erudici?n libresca,
resulta, no un cient?fico, como podr?a creerse, sino un invencionero.
La Gallega no es una obra hist?rica: es una ficci?n ama?ada con do
cumentos sospechosos y documentos falsificados (20).
De todas estas maneras, es dechado el libro Col?n Espa?ol (20a).
Pero su ascendencia directa est? en La Gallega. La Gallega es ideol?
gicamente, en cuanto al concepto de la obra hist?rica, como una pri
micia de Col?n Espa?ol; y en cuanto a la heur?stica, cr?tica, hermen?utica
y ex?gesis de los documentos considerados como fuentes de la Histo
ria (21), es una primera salida de un arrivista de la ciencia hist?rica (22)
per los dilatados campos de la ficci?n, que por haber tenido ?xito?
?xito negativo, pues ning?n cr?tico se ha ocupado seriamente en el es
{1 tudio de ese libro?le alent? a la segunda salida, con Col?n Espa?ol,
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