Dolet?n de la Real ,kcademia Gallega 37
Magno, Enrique II de Inglaterra; Sim?n de Monfort, San Luis, rey de Francia,
sus hermanos y su madre D.a ,Blanca de Castilla, etc., etc. Los milagros all?
obrados son, como en todos los santuarios antiguos y modernos, de lo m?s raro
y sorprendente y de ?ndole parecida: n?ufragos salvados, enfermos curados,
hijos a mujeres est?riles, etc. Con el tiempo la ermita se convirti? en iglesia y
monasterio y a su sombra se fu? creando un burgo donde se construyeron varias
iglesias, entre ellas la de San Miguel, rom?nica, con pinturas murales curios?
simas, como la de San Crist?bal, tan com?n en nuestras catedrales. En 1479
reedific? a Rocamador el Obispo de Tulle, Dionisio de Bar, pero quedan pocos res
tos de esta obra, adem?s de la imagen de la Virgen, de madera, salvada por los
can?nigos del pillaje de los calvinistas en el siglo xvi. Durante el per?odo de la
revoluci?n francesa, el santuario qued? abandonado, habiendo sido infructuosas
las tentativas hechas posteriormente para restablecer la antigua devoci?n.
En Portugal?escribe el P. Santa Rosa (Elucidario)?, la religi?n o, insti
tuto de Rocamador, fu? muy c?lebre; y el descubrimiento, cerca de la roca, del ,
cuerpo de Saint Amadour, ocurrido el ario 1166, manantial da maravillas y por
tentos que atrajeron all? peregrinos de los pa?ses m?s remotos: all? se erigi?
una iglesia con el t?tulo de Santa Mar?a de RocaAmador e, inmediato a ella,
un famoso hospital para pobres y enfermos, servido por varones llenos de pie
dad y misericordia; de all? se extendi? el instituto a otras naciones de Europa :
viv?an bajo la regla de San Agust?n, se llamaban ?Eremitas de Nossa Senhora
da Roca de Amador? y estaban al servicio dedos hospitales. En 1189, reinando
D. Sancho I, entr? la Congregaci?n en Portugal y, en 1193, aquel monarca le
don? la villa de Sosa, de donde se extendieron por todo el reino, administrando
sus m?s importantes hospitales. Alfonso V, por autoridad de Pio II, hizo enco
mienda de la Orden de Santiago la iglesia de Sosa, que se llamaba ?Santa Mar?a
da Roca de Amador?, y extingui? el ya relajado instituto. Mientras se hallaron
virtudes y letras en los ermita?os de Rocamador?concluye el P. Santa Rosa?,
reyes, nobles y plebeyos llenaron de temporalidades sus casas y hospitales; mu
chos dejaban mandas a quien fuese por ellos en romer?a a Rocamador, como
otros mandaban ir a Santiago o a Roma.
Tambi?n en Espa?a en el siglo xn?escribe el Marqu?s de Valorar (a)?,
entr? con ardiente fervor el culto de Santa Mar?a de Rocamador; de ?l queda en
la iglesia de San Lorenzo, de Sevilla, la pintura mural italobizantina del
siglo xrv, que representa dicha Virgen, de pie, vestida con jub?n, falda de bro ?
cado azul y capa carmes?, adornada de oro; lleva en los brazos a su divino Hijo,
el cual tiene en la mano izquierda un p?jaro y bendice con la derecha.
En Galicia debieron ser popular?simas, en los siglos mi al xiv, la devoci?n y
peregrinaciones a Santa Mar?a de Rocamador; pru?banlo, adem?s del documento
que publicamos, el nombre de Rocamador que lleva una aldea de la parroquia
de Vitiriz, en el Ayuntamiento de Mellid (La Coru?a), y los frecuentes legados
s que a aquel santuario se hac?an en los testamentos : D.a Urraca Fern?ndez, hija
del Conde D. Fernando P?rez de Traba' (b), leg?, en el a?o 1199, ?Sancte Marie
(a) Estudio sobre las C?ntigas de Alfonso el Sabio, p. 147. En el mismo trabajo hay
notas bibliogr?ficas sobre Rocamador. V?anse tambi?n: Jeanne (Adolphe L.): Itineraire de la
France; Larousse: Dict., etc.
(b) Este Conde fu? dos veces en peregrinaci?n a Jerusal?m.
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