BOLETÍN DA REAL ACADEMIA GALEGA
Estudios e investigacións sobre Avilés de Taramancos
no repartimento de Timaná que lle correspondeu non se lle sometera o fillo da cacica Gaitana, organizou unha expedición de castigo e, logo de apreixalo, queimouno vivo perante a súa nai. Este episodio provocaría, entre 1539 e 1541, a rebelión dos indios ialcóns de Gaitana, quen contou coa axuda do cacique dos paeces, Pigoanza. Non só deron esnaquizado as tropas españolas, senón que chegaron a capturar vivo ao propio Pedro de Añasco, a quen Gaitana lle tiña reservado un suplicio non menos terrible que o que el lle inflixira ao seu fillo, como podemos ler nos seguintes versos do cronista e poeta Juan de Castellanos, que narrou estes episodios representativos da violencia da conquista do Nuevo Reino de Granada nos cantos V e VI da ?Elegía a Benalcázar? :
Pues como de mujer son sus antojos, Si tiene mano contra quien la injuria, Que da satisfacción a sus enojos Dejándolos correr a toda furia; Y ansí primero le saca los ojos, Según a Mario la romana curia, Porque lo que durase desta suerte Viviese con deseo de la muerte. Después desto la desapïadada, Crüel de suyo con la pena loca, La barba por debajo horadada, Grueso cordel en cantidad no poza Le metió por aquella cuchillada, Cuyo cabo sacaron por la boca, Y allí le dieron a la soga ñudo, Con gran aplauso deste vulgo rudo. Desta manera fue del trïunfando, Aquel cordel sirvieron de traílla, La victoria y trofeo publicando Por los mercados de ciudad o billa; Y de los estirones que va dando Descansada cada cual mejilla, Con talalteración del bello rostro. Reconociendo que de ser humano Huían los espíritus vitales, El pie le cortan, otra vez la mano, Otra vez pudibundos genitales, Hasta que con paciencia de cristiano Salio de las angustias de mortales, Para volar, según píos motivos, A la quieta tierra de los vivos.48
En 1540 morreu tamén en loita cos paeces o outro capitán destacado do exército de Sebastián de Belalcázar, Juan de Ampudia:
Se entró en una espiral de enfrentamiento y violencias que parecía no tener fin. El nombramiento de un nuevo gobernador, Juan de Cabrera, hizo creer a los indígenas que podía llegarse a un acuerdo. Le enviaron mensajes de paz y aquel respondió invi
Nº 364
62