? 84 Dolelin de la Real Academia Gallega
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SECCI?N OFICIAL
OTRO DONATIVO PARA LA ACADEMIA
UN ESCAPULARIO Y UN RETRATO DEL ALMIRANTE EULATE
En Barcelona, en su morada sencilla de la calle de Mallorca, incul
cando a sus dos nietos ?oficiales de la Armada? el amor a la patria, con
fortado en su dichosa longevidad por la filial ternura de la genial escritora
Carmela Eulate, su hija, vive octogenario un ilustre gallego, ferrolano, el
Almirante D. Antonio Eulate y Fery, figura prestigios?sima de nuestra
Marina de guerra.
Este bravo marino que pas? toda su dilatada carrera sobre el mar,
sirviendo en setenta y un bajeles del Estado, sin haber pedido en?su vida
militar otra licencia que la de cuatro meses por enfermo, coron? su bri
llant?sima hoja de servicios con su heroico comportamiento en el combate
de Santiago de Cuba, mandando el crucero Vizcaya, que jug? tan brioso
papel en la tragedia y el que, tras denodada resistencia contra toda la es
cuadra americana, en la que fu? herido de gravedad su primer jefe, muer
tos y heridos la mayor?a de sus tripulantes y presa el navio de las llamas,
fu? a estrellarse contra los roquedales de Aserraderos, manteniendo izada
en el tope la bandera de combate.
Ning?n homenaje, ning?n diploma honor?fico podria halagar m?s al
insigne combatiente, que el recibido de sus adversarios at entrar prisione
ro en el Yowa, rusientes a?n las poderosas bocas de fuego que hab?an
aniquilado la valiente escuadra de Cervera. Formada la guardia de honor
del acorazado americano y cuando el marino espa?ol desce?ia su sable
para entregarlo al comandante, ?ste, rehusando recibirlo le dijo: ?No me
pertenece; el VVizcaya se ha rendido a fuerzas cuadruplicadas y sois mere
cedor de conservar tan glorioso trofeo.n Qu? espada de honor pudieran
regalar sus compatricios al valeroso Eulate, que superase en traducci?n
honrosa a su propio acero, devuelto por sus enemigos vencedores, al ?nico
brazo digno de empu?arlo?...
El general Eulate, respondiendo delicadamente a ruegos del que traza
estas. l?neas, le envi? para nuestra Academia, dos recuerdos personalisi
mos, que unidos a los que ya posee la Corporaci?n, del inolvidable M?n
dez N??ez, constituyen un sagrado dep?sito, un inestimable tesoro his
t?rico. Eulate ha regalado un retrato suyo con dedicatoria, hecho en la