joletin de la Real 5kcademia 6allega 27
El del Banquete
?Yo no se, senores, como corresponder dignam?nte al bondadoso afecto que
acabais de demostrarme en estos momentos para mi inolvidables. Hijo de esta
tierra ? la cual am? con toda mi alma, jam?s?lo digo con toda sinceridad
so?? alcanzar tan gran prueba de estimaci?n como la que acabais de prodigar ?
cf este anciano, herido por todas las ausencias y por todas las desgracias.
?Sin duda alguna estas fueronpues no os son desconocidaslas que os
llevar?n ? tender sobre mi cabeza la mano piadosa de vuestro cari?o, rindiendo
al paso ? uno de los que sobrevivieron, el aplauso que mereci? la ya olvidada R.
cohorte que luch? por la regeneraci?n y por las desconocidas glorias de
nuestro pais.
'.: ?Yo lo acepto, senores, en nombre de ellos, y aun en el mio, porque si no fu?
solo, fu? en su compa?fa y ? su lado combat?. Hay dos especies de silencio, dice
el poeta, el del mar y la playa, el del cuerpo y el alma; y yo a?ado, pues pesa
sobre mi la implacable necesidad de esta confesi?n, la del aplauso que se recibe
y la del reconocimiento leal, sincero, completo, como cosa que se declara al pi?
del sepulcroqu? bien pronto me dar? su apacible, su eterno asilo.
?No os hablar? por lo tanto de las aspiracienes que una juventud entusiasta,
alimentaba en mis tiempos, nada de los desencantos que abatieron It los m?s
.'' animosos, nada en fin de los ?xitos alcanzados. Han pasado tan aprisa los a?os
y los sucesos, que ya hoy puede juzgar la historia. No temo su fallo. Pero yo
que fuf un combatiente m?s, deseo que sepais de ellos, pues cede en su prestigio,
una sola cosa, y es, que en todos aquellos trabajos y anhelos de los cuales ni casi
memoria queda, no se mezclaba un Atom de inter?s personal, y quo si habfa
rivalidades, no fa? porque se quisiera sobrepujar al que estaba delante, si n?
porque todos querfamos ser los primeros en la lucha, en el triunfo y hasta en la
muerte si fuese necesario.
'Do todo aquel movimiento, nada puede decirse, porque ya lo cubre el ol
': vido; pero queda sin embargo un poso sagrado, del cual los que nos sucedieron
tomaron, con el innato amor ? Galicia que ? todos nos anima, el ansia de su
complota vindicaci?n. Rotas las vallas se vi? que era forzoso traspasarlas, para
que las ventajas alcanzadas se afirmasen: y no siendo los nuevos combatientes
ni ingratos ni soberbios, reconocieron faciimente quo los que les habfan pre
cedido merecfan su recuerdo.
?A ?l debo, senores, la se?alada muestra de estimaci?n con que me honrais
en este momento. Yo In recibo reconocidfsimo en nombrs de los que lucharon,
sufrieron y pasaron, asf como tambien en el mio, por haber sido de entre ellos
aquel en quien so complaci? el cielo en acumular los m?ritos de sus compa?eros
asf como el dolor que para mi tenfa guardado. Este fu? grande, pero jam?s me
abati?, ni me hizo dudar. Hoy como ayer amo lo quo am?, y espero en mi vejez
lo quo en mis a?os juveniles. Los desenga?os no me hicieron vacilar. Y esto lo
digo, no por vanidad, si n? para ejemplo de los que hoy sienten iguales anhelos,
porquo entiendo que no es l?cito Ilevar ? las almas que?combatiendo en su
favor?esperan In completa reivindicaci?n do Galicia?la dada del triunfo, ni
el desencanto de sus ideales. Los que les hemos procedido no dobemos borrarlos
con In esponja do nuestras dosilusiones.
?