I 5 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
ALEJANDRO BARREIRO '
He dicho hace poco que Alejandro Barreiro ;perteneci? a
la generaci?n del 98 gallega, a la que hab?amos convenido en
llamar ?la de la Casa de la Troyas de' esa generaci?n de la
cual es uno de los pocos supervivientes ? y quiera Dios que
por muchos a?os!? la ilustre figura del foro gallego, ' don
Manuel Cas?s.
Esta generaci?n del 98 en Espa?a fu? precedida de un
movimiento renovador impulsado por un n?cleo inteligente
que trataba de remozar todos los sectores de la vida nacional
y que se caracteriz?, entre otras cosas, por su esp?ritu cr?tico.
La renovaci?n se inici? en ciertos medios intelectuales y en
algunos sectores universitarios. ' Sin embargo, en el periodis
mo la transformaci?n no se produjo todav?a hasta muy 'en=
trado el siglo xx. En el peri?dico, como en la pol?tica, triunf?
la espontaneidad inteligente. Fueron ambas actividades pa
trimonio de la inspiraci?n. El talento y las dotes naturales
fueron instrumental necesario y suficiente. En la 'pol?tica,
como en la prensa, dos; actividades muy ligadas entre s?, la
t?cnica exigible fu? el entrenamiento en la propia funci?n.
Se hac?a un pol?tico, dedic?ndose a la pol?tica y demostrando
en ella sus condiciones, y se hac?a un periodista a fuerza de
escribir en' los diarios. No hubo entonces escuelas para lo
uno y para lo otro. Y no es que creamos que sean totalmente
equivocados otros caminos, pero s? afirmamos que, en todas
las profesiones, muy principalmente en aquellas dos acti
vidades, el esp?ritu est? siempre sobre la t?cnica. Y desde
luego declaramos que no habr? jam?s periodismo sin estos
dos f actores: esp?ritu y libertad.
Alejandro Barreiro, inteligente, activo, ?gil para captar y
subrayar los valores y hechos que pod?an ejercer un influjo
en la opini?n o despertarla, con un sentido del tacto que es
un don natural y preciso para el que act?a en p?blico, ha
sido un excelente periodista. Y si a esto a?adimos .su exal
tado amor a la tierra y a las tradiciones de la misma, podr?a
decirse que ha sido un excelente periodista gallego.
Mi reconocimiento de su valor es ya muy antiguo, y voy
a contar a este respecto una an?cdota. Cuando don Alfredo