B o L .1 N
REAL ACADEMIA GALLEGA
A?o XII Coru?a 1.? de Abril de 1917 N?m. 116
DON ?DUARDO PONDAL
Cincuenta a?os de una amistad sin mancha, obligan al que queda
a decir del que march? primerol?Quedo para repetir lo que en otros s
lugares y d?as bonancibles tengo dicho, y es, que cu?nto fu? querido al
bardo del Anllons, y est? tan ligado a los afectos que en su coraz?n ha
b?an arraigado en la tierra en que naciera, lo estaban tambi?n para m?
?
y para aquellos de quienes vengo.
Lleg? un momento en que juntos recorrimos los solitarios, los
agrestes caminos que surcan la dura comarca, y pues serv?amos los
mismos altares, un mismo amor t?os uni? a ellos. La poes?a, la tradi
ci?n, su hermana menor, eran para nosotros verdaderas diosas. Gali
cia y sus triunfos, la dama de nuestros pensamientos. Los horizontes
que nos cercaban, como fieles amigos, limitando los campos del inspi
rado, le llevaban a confesar que el destino nos hab?a unido para rea
lizar la regeneraci?n del pa?s que dec?amos esclavo. Nuestra tierra nos
parec?a, por su hermosura y por su fertilidad, la tierra de promisi?n;
el que la trabajaba, un ser que deb?a libertarse, pues agonizababajo el
yugo.
La tierra, arisca y sola. El viento, ?spero. El hombre que vive
en aquellas amplitudes, un hombre resignado. Callado pasa el r?o
entre los juncales en busca de las ondas salobres que le llaman con
sus gemidos. Bajo un claro cielo la atm?sfera impregnada del olor del
mar y el de los campos, alegra la solitaria campi?a; con el canto de
los p?jaros se mezcla a veces el que entona el viandante, al cruzar el
nuevo puente?el viejo, el puente romano que recorrimos el poeta y