solettn de la'jlcademi? Gallega ' '6i'
' inspiraci?n a lo material y sensible.' ?Ah!,' no' dejar? p?r eso de sentir
la misteriosa atracci?n de lo ideal; no lograr? sustraerse a `la influencia
de lo sobrenatural y maravilloso. Y si cayendo, como Ba?delair? en la
m?s extra?a y abominable de las aberraciones, declarase la guerra al
Dios de la luz y del bien, entonar? himnos a Sat?n, y cantar? las flores
del mal, postrado de hinojos ante el esp?ritu de las tinieblas. Y es, se
?ores, que as? como el alma del hombre, al decir de Tertuliano, es`na
turalmente cristiana, el arte, el verdadero arte, el arte que aspira a
realizar la belleza, es de suyo creyente.
(Se continuar?).
rIBB
?ndice de documentos que pertenecieron 'al Monasterio de Mel?n,
El secuestro de los bienes de las comunidades' religiosas llevad? "a
cabo en virtud de los Reales Decretos de 23 de Octubre' de 1820, 11 de
Octubre de 1835 y 8 de Marzo de ` 1836, fu? ''la causa de la ruina o
desaparici?n de la mayor parte de las riquezas art?sticas e hist?ricas
que se custodiaban en los monasterios" y conventos suprimidos, no sal
v?ndose 'de la general destrucci?n 'ni lo? mismos edificios, pues sabido
es como muchas de sus magn?ficas iglesias y casas `religiosas f?er?n
vendidas en subasta p?blica y derribadas despu?s. ' Sus alhajas de oro
y plata, excepci?n de algunas mandadas ? c?nservar,''fueron 'tambi?n
enajenadas o fundidas en las f?bricas ' de' moneda. Sns archivos'?. n?
tuvieron tampoco mejor suerte: entregados a los empleados de la Des
amortizaci?n para la formaci?n de los indices de los d?cum?ntos, no
encontraron dichos empleados,, ineptos por lo general para esta clase
de trabajo, otro medio de desempefiar su cometido, que catalogar los
qu? estaban rotulados por el respaldo con letra moderna velos t?tulos de
los legajos y cajones en donde se` guardaban, remitiendo el resto a las
oficinas de las capitales de la provincia, en donde eran tan poco apre
ciados, que se regalaban a las personas 'aficionadas, se vend?an a las
tiendas como papel para envolver o se dejaban pudriren los locales en
donde les ten?an amontonados. De esta manera perecieron la' mayor'
parte de los manuscritos que tan necesarios eran para el estudio de "
nuestra historia: as? tambi?n los pocos que se'c?nservaro?'se hallan tan
dispersos y tan repartidos en diferentes centros ?y localidades, que es
sumamente dif?cil, cuando no imposible, ' poder hacer acopio de datos