300 Bolet?n de la Real Academia Gallega
siquiera no sea m?s que como demostraci?n de que sabemos estimar
el bien que se nos hace. Por eso fu?, como ten?a que ser, acogida con
satisfacci?n y con benepl?cito por todos aquellos que saben los respe
tos, los cari?os y las veneraciones que merece quien, sin ser gallego,
lleva consagrados por entero a Galicia y a las cosas de Galicia m?s de
cuarenta a?os de constantes desvelos, de abnegados servicios y d?
fruct?feros estudios hist?ricos y literarios.
Saludamos con la mayor efusi?n a nuestro insigne Presidente,
que tan altas y relevantes pruebas ha dado de cuan atento vive al
engrandecimiento de nuestro patrimonio racial, en aquello que ?ste
tiene de m?s firme y de m?s noble, y le reiteramos una vez m?s, con
este nuevo motivo, nuestros m?s ?ntimos afectos y nuestras mayores
admiraciones.
ARQUEOLOG?A GALLEGA
SEPULTURAS ANTROPOIDES
(Conclusi?n)`
EPOCA Y PERSONAJES A QUE PERTENECEN
La ?poca exacta de estos sartegos no puede determinarse concreta
mente m?s que en aquellos que conservan inscripciones o que pertene
cen, por la ornamentaci?n que presentan, a alg?n estilo determinado,
gracias a lo cual podemos tambi?n conocer el tiempo que dur? el empleo
de esta clase de sepulturas en Galicia.
Comenzaron a usarse en los primeros siglos del Cristianismo como
lo demuestra el notable sepulcro de Avito, con inscripci?n funeraria (r),
que se supone del siglo iv al v, hallado en la iglesia de la Peroja y con
servado cuidadosamente en el Museo provincial de Orense, que aunque
no tiene bien acusada la forma humana, acaso porque entonces aun
empezaba a usarse entre los cristianos, tiende, sin embargo, a marcarla,
sobre todo, hacia la cabeza, donde la transici?n es bien notoria (2).
Que siguieron us?ndose durante la edad media bien lo demuestra el
haberlas hallado lo mismo en los monasterios fundados en aquellos leja
(1) Incluida por Htibner en sus Inscriptiones Hispanice Christiance, con el
n?mero 137.
(2) Bolettn de la Comisi?n de Monumentos de Orense, n?mero 30, tomo II:
Un sarc?fago cristiano, por el malogrado arque?logo D. Arturo V?zquez N??ez.