204 ljolel?n de la Real ylcademia Gallega
?brego flores y mieses. Respetemos los altos designios de la Providencia,
pero lamentemos las p?rdidas sufridas en nuestros amores.
Pero hagamos m?s, que a ello estamos obligados. Despu?s de llorar ,
por los muertos y tributarles el debido homenaje, apercib?monos a ocu
par su puesto en la batalla de la vida; y no consintamos que las victorias
de la Ciencia se malogren por falta de combatientes. Los que en la pelea
sucumben dejan tras de s? algo m?s que su recuerdo : dejan su ejemplo,
que debemos imitar.
Y pata ello, no nos dejemos abatir por un dolor est?ril y puramente
mundano: elevemos los ojos a Dios; y al pedirle por los que fueron, pi
d?mosle igualmente por nosotros, para que nos d? valor para seguir hasta
el fin nuestro camino; y alcanzar, 'despu?s del terrenal, el que all? arriba , I
nos est? destina do. JUAN BARCIA CABALLERO. f
DON ANGEL BARROS FREIRE
?Tambi?n ?l cay? en lo insondable!.
En lo mejor de la vida, cuando con todo derecho se le hab?an abierto
las puertas de la dicha, cuando sobre ella hab?a puesto las manos vence
doras, viene la fatalidad, viene la, muerte implacable y le aparta del lado
de los suyos, as? como 'de cuantos ten?an en ?l enlazada su amistad sin
cera y de aquellos otros que dejaba sin su generoso amparo..
No bast? al infortunado no haber aun recorrido del todo el tr?nsito
a que la vida nos tiene obligados, antes que el hombre caiga para siempre
en el olvido. ?Ah!, no, en el olvido no, no era', posible. A?n quedaba
en el mundo quien dejase unir su pensamiento a la cari?osa sombra del
que hab?a ya traspasado las puertas de lo desconocido y eterno. Porque
en la amarga ausencia que la muerte extiende, entre los recuerdos de los
vivos y los que fallecieron, llenan tan profundamente las tristezas de
nuestra alma, que es imposible borrarlas de la memoria.
Hermano: los que en la lucha te vieron marchar de amor en amor
y de triunfo en triunfo, no podr?n nunca decir de ti, sino : ?Luch? y
venci?.? ??l, feliz! En su tarde postrera, cuando para ?l brillaron los
rayos de la tranquilidad ?ltima y ?nica, los que le amaron, s?lo pueden
decirle : ??Adi?s! ?Que ?l te haya acogido en su seno! ?Lo mereces como ~I
ninguno!
MANUEL MURGU?A.