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3?. LA
REAL ACADEMIA GALLEGA
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A?o XIV Coru?a 1.? Septiembre de 1919 N?m. 131
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UNA DE LA ?POCA ROMANA
Esos sencillos monumentos que con profusi?n se encuentran en
nuestra Galicia, las m?moas o medorras, hermanas de los t?mulos de'
otros pa?ses, parecen, :a quien hoy los mira, rodeados de misterio. Evo
can recuerdos de un pasado lejano y oscuro, sobre el cual las moder
nas investigaciones s?lo escasa luz han logrado proyectar.
Sabemos, sin embargo, con visos de certeza, que tales monumentos
ten?an caracter funerario y, consiguientemente, religioso, ya que aqu?l
implicaba ?ste en los pueblos de la antig?edad. La piedad de los vivos,
quiz? el temor a veces, rend?a culto a los muertos, y para perpetuar la
memoria de los que gozaran condici?n preeminente, erig?a mont?culos
de tierra y piedras de proporciones variadas, t?mulos, que por siglos
y siglos cubrir?an sus cenizas.
Demuestran el destino funerario de los t?mulos, los hallazgos'rea
lizados en ellos: esqueletos humanos, urnas cinerarias, vestigios de in
cineraci?n verosimilmente de cad?veres; vasijas, acaso destinadas a
contener alimentos y bebidas, adornos, armas, y, en general, ?tiles de
piedra, de hueso y de ciertos metales, que aquellas sencillas gentes,
quiz? imaginando una vida de ultratumba an?loga a la vida terrena,
depositaban en las sepulturas de sus muertos para que pudieran ser
virse en su nuevo estado de esp?ritu, ?de aquello mismo de que en la
tierra se sirvieran.,
Comprueban tambi?n tal destino funerario, el testimonio de los
antiguos historiadores griegos y romanos, as? como los datos hoy cono
cidos acerca de los viejos ritos f?nebres, que de consuno nos llevan a
esta afirmaci?n: en los tiempos m?s remotos de que la Historia con
serva algun recuerdo, era ya a?eja costumbre la de alzar sobre la
tumba del h?roe, del personaje, un montecillo, una especie de colina ?
tanto mayor cuanto in?s elevado el rango de aquel cuyos restos prote
g?a. Aun hoy se practica tal costumbre en varios pueblos salvajes, que,