bolet?n de la Real ykcademia Gallega 90
Cat?licos Vivarienses, que en tan memorable d?a habeis acudido ?
este sagrado recinto, ? dirigir al Se?or humildes s?plicas y fervorosas
oraciones, postrados de hinojos en torno de ese, l?gubre catafalco,
cuando lleveis de la mano ? vuestros hijos, ? contemplar el magn?fico
monumento con que ha tiempo rindi? esta culta ciudad tributo de
admiraci?n al m?s esclarecido de sus hijos, y se?al?ndoles la estatua,
desliceis en sus o?dos el nombre del personaje que representa, y les
hableis de su vida y de su gloria, no os contenteis con hacer que se
descubran reverentes y admiren sus talentos; procurad tambi?n que
imiten sus virtudes. Si aqu?llos le abrieron las puertas del templo
de la fama es de creer que ?stas le hayan abierto las de los alc?zares
del cielo, donde brillar? para ?l la luz eterna. As? sea.
DISCURSO DE D. MANUEL MURGU?A
LE?DO EN LA
VELADA LITERARIA CELEBRADA EN VIVERO
EL 15 DE SEPTIEMBRE DE 1911 CON MOTIVO DEL CENTENARIO
DEL NACIMIENTO DE D. NICOMEDES PASTOR DIAZ
SE?ORAS Y SE?ORES:
Ya lo habeis o?do. Mi ilustre amigo y compa?ero Sr. Mat?as,
traz? con acertados rasgos el interesante cuadro de la vida de nues
tro gran poeta, del insigne hombre p?blico, del ciudadano integ?rri
mo y ?porqu? no decirlo? del esp?ritu m?s atormentado por las con
tradiciones de la vida. En una palabra, recogi? en su elocuente
oraci?n toda la cosecha, dejando al, m?s obligado de 'todos para con
?l inolvidable, ? espigar en los campos olvidados, cuanto le habla .y
hablar? toda la vida ? su memoria y ? su coraz?n, del insigne maes
tro y amigo y de los lazos que brevemente unieron al que entraba en
la vida y al que tan cercano estaba de su ?ltima hora.
En cambio puedo hablaros ? mi vez de aquella' alma santa y ser
testigo de su bondad; puedo referirme ? su noble esp?ritu, ? la inte
ligencia superior, ? lo que de ?l es poco conocido ? poco apreciado, ? la
influencia que tuvo en su tiempo, ? lo que de ?l qued? en la posteridad
claro, manifiesto de su obra, ? lo que fu? su coraz?n en las soledades
de la vida, ? las tormentas que le cercaron, y ? lo que val?a como