Dole l?n de la Real Academia Gallega 105
los suyos profesan ? la ausente, por el entusiasmo que en una fiesta
de la inteligencia, desbordaba en el aire, en los corazones, en cuanto
hablaba al alma de la multitud congregada en honor de su poeta.
Porque fbrill? Curr?s con tal fuerza eutre la colonia gallega, que pa
sar? tiempo sin que haya quien Ilene el vac?o y ocupe su puesto con
igual autoridad. En ella fu? querido, respetado y en nada de ouanto
ungia con el ?leo santo de su protecoi?n, era rechazada su iniciativa,
ni negado el ?bolo necesario.
Bien lo prob? en la creaci?n de la Academia. Le baste) un mo
mento para asegurarle la vida. Con ella satisfizo las ansias de su alma,
y di? amparo al pensamiento que un modesto y entusiasta, el senor
Foutenla, abrigaba para crear una Instituci?n que no somos nos
otros alamados ? juzgar, aunque si ? servirla y enaltecerla, en cuanto
nuestras fuerzas lo permitan. Porque on lo que se refiere al atnor que
en ella ponen los que la oonstituyen, no les faltara jam?s. ?Iniciada
?dice el Sr. Barros, en su hermoso discurso,?por un obrero de tan
ruda apariencia oomo nobilisimas intenciones, el patriota intachable
Jos? Fontenla, ? quien se?alo ? la p?blica admiraci?n y al reconoci
miento de mis paisanos y para quien la historia literaria de Gall
, cia reservar? una de sus p?ginas m?s amables.? Con estas tan dignas
como elocuentes palabras puso el orador el sello ? la obra del ilustre
hijo del trabajo.
Quede, pues, consignado, pues merece toda atenci?n y todo en
comio, su pensamiento, y la realizaci?n de la empresa intentada, y no
se diga que en nuestro pais se niega toda justicia y recompensa ?
quien la merece. El discurso pronunciado p?r el Sr. Barros, en la
velada, prueba que la envidia no hace entre nosotros mayores estra
gos que entre los dem?s. En ?l, se cuentan los esfuerzos, se exponen
los origenes, se da la raz?n 'de la fund?ci?n de la Real Academia
Gallega y de su necesidad: on una palabra, concretando las causas y
exponiendo las razones de su existencia, se entreveen las esperanzas
tanto como las seguridades en ella puestas. Nada se olvida en los pe
riodos de la elocuente oraci?n de nuestro p?isano,digna de un gran
orador y de una superior inteligenoia,?acerca de la oreaoi?n, conve
niencia y forzoso desarrollo de las funciones de la Real Academia
Gallega, poniendo en ello el entusiasmo que sienten todos los hijos del
> pals, y la seguridad de quo la obra de regeneraci?n con ella iniciada,
ni ha de turbarse por la malevolencia de sus enemigos, ni menos de
jar, de llegar ? su t?rmino, como empresa entregada on ` manos de
cuantos aman la ilustraci?n de Galicia, y desean que esta aloance ?