?Dolel?n de la Real "kc?demia Gallega To3
rable al patriota y al hermano! ?Ellos, ? quienes acusan '?ndeb?da
mente y ? cada instante, del pecado de envidia y soledad, y en este
momento dan un mentis, ? cuantos nos echan al rostro conk' propios,
los defectos innatos en el hombre, . diciendo que s?lo nosotros los po
seemos!
Si, esto diria y con raz?n, midiendo el alma de su pueblo, por
la suya, todo entusiasmo por la grandeza de Galicia y la de sus hijos.
El lo diria teniendo en su presencia y en su honor, unida la colonia
en tan s?lemne momento, para rendirle su homenaje de carifio nunca
extinguido, y unida ? la de los suyos, la voz de 'an cubano que pro
clam? que el poeta ? quien se honraba habia sido "amigo sincerisimo
y generoso de Cuba, por cuyas libertades palp?t? su gran coraz?n
y no pocas veces cruji? su pluma sobre el papel en horas de nuestro
abatimiento y desesperanza5. Y este elogio, es el mayor que se pro
nunc?? en honor del pobre muerto, pues sal?a de labios enemigos un
tiempo, hoy hermanados por la paz. Por que en cuanto ? los hijos de
Galicia, bien saben todos, que en aquel coraz?n no se abrigaban ma
yores afectos que los que le ten?an atado al snob de su pais, a los quo
eran sus hermanos, ? los que hablaban la lengua en que habia esorito
sus versos inmortales.
Justo era por lo tanto que correspondiendo ? ese afecto, celebra
ran los suyos, los triunfosalcanzados por su poeta, por el hombre de
su pueblo, por el que habia amado tanto, los campos y los cielos ga
llegos, y habia gemido viendo agobiado bajo el peso del infortunio al
trabajador de In tierra, al hombre sin amparo, al que todo produce y
de nada se aprovecha.
Por eso, aquella fiesta civica, aquella fiesta cariliosa, exoepcional
en honor de uu muerto excelso y querido result? tanto en honor
suyo, como on provecho de la empresa que con m?s entusiasmo to
m? bajo su amparo. El la di? vida, el la cuid?, y de ella esper? los
mayores frutos. Y he aqu? que en una noche, entre el entusiasmo de
todos, florece la obra de sus manos, que los suyos la consagran con uri
amor sin limites, que es claro, manifesto glorioso su asentimiento y
que cuanto rodea en aquel instante ? nuestros hermanos ausentes, les
habla de la patria por cuyas grandezas suspiran y en cuyo altar hacen
la ofrenda de sus cariilos. En tal manera, que podia decirse, que nues
tro Curros, como el Cid, venoms, despu?s de muerto.
Asi al menos lo creyeron cuantos en medio de fiesta tan sim
p?tica, se rendian ante la realidad del glorioso espect?culo, que ? su
vista se desarroll? aquella noche. El primero ? saludarlo, como ? nun