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? ' Dolettn de la Academia Galleg
pueden ser en la oraci?n, alborotados y pasionales. De aqu?
puede deducirse que la verdadera m?sica religiosa debe ser exclus?
vamente vocal y colectiva; en la iglesia nadie debe cantar a solo,
m?s que el celebrants y sus ministros; los dem?s todos son fieles
iguales que en conjunto oran cantando, o alternando por coros las
alabanzas que la liturgia se?ala. S?lo un instrumento tiene le
g?tima cabida en el culto; el ?rgano. Este, aparte su abolengo
tradicionalmente religioso, tiene las insustituibles cualidades de su
sonoridad, de sus timbres, que llenan por completo el recinto del
templo; no es susceptible de una expresi?n amenazadora ni sen
sualista; con la serena majestad de sus acordes, ya lejanos como
si sonasen en las regiones celestiales, ya robustos y potentes como
las voces clamorosas o suplicantes de una muchedumbre de fieles
que oran, es, seg?n feliz frase del maestro Vicente Dinchy, ?el ins
trumento impersonal; porque el organista no tiene que infiltrar
en e1 auditorio su propia sensibilidad, como el concertista o el di
rector de orquesta... sino preparar con preludios la entrada de vo
ces m?s expresivas, porque suplican o glorifican directamente... o
bien envolver estas mismas vooes en una atm?sfera harm?nica
a trav?s de la cual se transparentan como se transparenta el viril a
trav?s de las volutas del incienso? .
Comparad la's magn?ficas sonoridades del ?rgano que Henan
de harmon?as las m?s espaciosas naves de nuestras incomparables
catedrales, con el efecto que puedan producir los d?biles sonidos
de los violines de una orquesta, aunque sea numerosa, y. no podr?is
menos de reconooer la superioridad del ?rgano que, con la majes
tad de sus caracter?sticas e inconfundibles voces, suena en el tem
plo como en lugar apropiado a su grandeza, y parece profanado y
como sonando en tierra extra?a, cuando se oye en una sala de
concierto.
?En Cabildo de 17 de Noviembre de 1769, los comisionados
para buscar maestro de Capilla, dijeron que no hab?an encontra
do cosa sobresaliente, m?s que uno que llamaban vulgarmente Es
pailoleto (1), y que est? en Zaragoza; pero que estaban desenga
?ados de que noquer?a venir, en vista de lo cual, y los buenos in
formes que han dado al Cabildo de la habilidad y excelencia en
esta. profesi?n del italiano D. Buono Chiodi, maestro que ha sido
famoso en su t?empo,(1) Don Francisco Xavier Garcia, maestro 'de ta C. de Zaragoza,