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. o8. $olelin de la Academia t;allega
cultivaron los buenos y numerosos organistas de su ?poca; sus
obras son del m?s puro estilo religioso. Los motetes a cuatro para
los domingos de Adviento y de Cuaresma, son verdaderos mode
los en su g?nero; dentro de la sencillez tonal y r?tmica, interesan
e impresionan aquellas reposadas imitaciones de las voces y ague
llos sentidos acordes, que apenas salen del l?mite tonal que en toda
la obra campea. Otras obras compuso, entre ellas un Parce .a
siete voices, con bajoncillos y oboe, esto es, sin rebasar a?n de ,la
clase de instrumentos que manejaban los ministriles.
Como se ha podido notar, desde el maestro Vicente (1638),
con el uso del ?rgano para acompa?ar a las voces, pareoe que ?s
tas comienzan a emanciparse de la tutela de chirim?as, sacabuches,
etc?tera, etc?tera; pero aun rein? bastante tiempo el uso de estos
instrumentos. En el del P. Vaquedano y de su sucesor Yaniguas
hab?a arpista en la catedral, pero segu?an tambi?n el , clarin o
clarines (trompetas curvas) y las chirim?as. El maestro Mue
las. ya usa el oboe y aun conserva los? bajoncillos, pequefio fagot
que duplicaba la voz del tenor. Veamos ahora los principios
de la orquesta moderna; ?stos parece que dieron comienzo con la
direcci?n del maestro Rodrigo.
Habiendo . marchado el maestro Muelas a Madrid para des
empefiar igual cargo en el convento de la Encarnac??n ?que aun
hoy pertenece a la jurisdicci?n del Arzobispo de Compostela?, vino
a sucederle en el cargo el maestro de la catedral de Oviedo, don
Pedro Rodrigo.
Veinti?n a?os estuvo en Santiago, de 1723 a 1744. Todas las
obras que compuso aparecen ya con violines y algunas con oboe
adem?s. Su m?sica es tambi?n del buen estilo harm?nico; y sus
motetes a voces solas, de serio corte religioso, pueden compararse
con la manera de hacer de su predecesor, aunque, a mi juicio, algo
inferiores. En cuanto a 1a instrumentaci?n, el uso que ham de los
is violines no es otra cosa que el que, en su tiempo, hac?an todos los
maestros: duplicar servilmente dos de las voces, y nada m?s.
March() tambi?n D. Pedro Rodrigo a ser maestro en el con
vento de la Encarnaci?n, en 1744, y vino al a?o siguiente el vecino
de Madrid D. Pedro Cifuentes, el cual desempefi? el cargo veinti
tr?s a?os, hasta el de 1768. Nueve obras se conservan de este
maestro entre salmos, motetes, etc., todos ellos eon violines, oboes
y una con trompas.
Dice el maestro Pedrell en su Diccionario T?cnico de la M?