EL FINAL DE UNA ESTIRPE 41
El a?o anterior del nacimiento de Amara, en 1872, Murgu?a
suscribe el correspondiente padr?n de vecinos, que hemos teni
do a la vista y en ?l se se?ala que lleva en La Coru?a dos a?os
de residencia; que en su compa??a viven su esposa Rosal?a de
Castro, sus hijos Alejandra, Aura, Ovidio y Gala, as? como tam
bi?n las sirvientas Rosa Fern?ndez, de 29 a?os de edad, natural
de Brexo, y Manuela Su?rez, de 29, de Bro?o.
Aunque quien esto escribe era de muy tierna edad, recuerda
muy bien a do?a Amara Murgu?a. Era una mujer muy alta,
que andaba siempre de blanco. Pose?a una voz dulce, acaricia
dora, de las que los ni?os no desconf?an jam?s porque inspiran
cari?o y confianza. Do?a Amara fue la que necesit? un f?retro
igual al que llev? su madre, de diez cuartas y media. Las otras
hijas de la cantora, sin ser peque?as, no eran de la estatura
de do?a Amara. 'Cualquier versi?n distinta d? la que damos est?
equivocada.
Do?a Amara ten?a unas sorprendentes premoniciones. Una
de ellas fue la que le confi? a nuestra madre, modista que la
vest?a a ella y a sus hermanas, dici?ndole que el ?ltimo vestido
que le hizo, cuando ni siquiera estaba enferma, habr?a de ser
virle para cuando fuese con los pies por delante. Y as? ocurri?.
Una noche se acost? y amaneci? enferma. 'Su m?dico, don Jos?
B?a .Car?u, ?ntimo de la familia, requerido por ?sta, fue a
visitarla y apreciando la poca gravedad que ten?a le rece
t? algo apropiado. Cuando su hermana Gala, despu?s de darle
una cucharada de la medicina recomendada fue al poco tiem
po a verla, ya estaba muerta. Avisado el doctor B?a, m?dico
por otro lado competent?simo, se qued? helado, pues nada
parec?a indicar el inmediato fin de la enferma. A quien no le
sorprendi? fue a do?a Alejandra, quien manifest? que igual le
hab?a ocurrido a su abuela do?a Teresa de Castro.
Do?a Amara apenas sal?a a la calle como no fuese a la in
mediata iglesia de San Nicol?s, lo que hac?a a diario y en horas
muy tempranas de la ma?ana. Era frecuente verla en uno de
los balcones de su casa, en la calle de San Agust?n, n?mero 14,
piso primero, en donde tambi?n fallecieron Murgu?a, do?a Ale
jandra, don Pedro Izquierdo y do?a Gala.
Cuando muri? Amara, su padre recibi? tal disgusto que no
habr?a de reponerse nunca. El noble anciano, gloria de nuestro