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Bolet?n de la Real ylcademia Gallega 131
los actos oficiales, sino todo el ardor y toda la espontaneidad, ternura
y cari?o de un pueblo, h?cia la memoria de quien tantas pruebas de
amor di? ? los suyos y tanto supo honrarlos en todas las esferas del
?` arte, la ciencia y? la pol?tica.
S? falt? ? los iniciadores el apoyo oficial, que no se neg? en cam
bio para el centenario de Jovellanos, celebrado por aquellos d?as,
hubo en su lugar exhuberancia de amor patrio, y al entusiasmo de
Galicia, se uni? el entusiasm? de los gallegos ausentes 'y de aquellos
gallegos que sienten tanto m?s la patria, cuanto m?s alejados de ella
se encuentran.
1)e la magnitud y magnificencia que revistieron las solemnidades
de la Habana, de las ilustres personalidades y entidades que tomaron
en ellas parte, pueden dar p?lida idea las rese?as "'de dichos festivales
1` Ellas, con los patri?ticos y elevados discursos de los Sres. Ba?os
y Aramburu, son la mejor corona que los gallegos residentes en las
Antillas pudieron depositar al pi? de la estatuadel grande y elocuente
. Pastor D?az, de ese genio gallego, que por ser grande, lo fu? en todo,
Al hasta en su cristiana muerte.
! Bien hayan los gallegos de la Habana. Ellos no solo se asocian ?
I: nosotros en nuestras alegr?as y esperanzas, sino que nos consuelan >y
alientan en nuestros infortunios.
I? Esp?ritus nobles y abnegados, de esa prolongaci?n de la patria'
gallega, nos vienen ense?anzas y ejemplos que debemos imitar. Ellos
' nos animan y confortan y en ellos debe cifrar Galicia su f? en el
1 porvenir.
Sean pues, pocos, toda nuestra gratitud y todo nuestro afecto para
esos gallegos amant?3imos de su tierra, que en.ellos es donde especial
mente deben tener puestos sus ojos y sus esperanzas.
?Benditos sean!
E. C. A.
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