200 BOLET?N DE LA ACADEMIA GALLEGA:
?Se inici? el espect?culo con la ejecuci?n, por la nutrida or
questa que dirig?a el maestro Rafael Palacios, del Himno argentino,
marcha de Riego e Himno Gallego, abriendo a continuaci?n el
acto nuestro presidente D. Laureano Alonsop?rez, quien se refiri?
a la personalidad de Murgu?a.
?Acallados los aplausos can que fueron acogidos los oportunos
t?rminos del se?or Alonsop?rez, la orquesta interpret? el interme
dio de A meiga, del maestro Guridi, cantando, a continuaci?n, el
tenor Jos? Vales las melod?as gallegas Terr?ria, de Paz Hernio, y
Unha b?goa, de S?nchez Iglesias. In?til ser? decir que el exquisito
tenor gallego fu? aplaudido cari?osamente por su delicada interpre
taci?n de la m?sica regional, que modula con cautivador senti
miento.
?El periodista D. Jos? R. Lence, disert? despu?s sobre Murgu?a
periodista, pronunciando una interesante conferencia. ?
?A la disertaci?n del se?or Lence, que fu? premiada por los
aplausos de la selecta concurrencia, sigui? el cuadro t?pico criollo
que dirige D. Juan M?s, interpretando un lucido patio gaucho, para
finalizar con el peric?n nacional, en el que las banderas argentina y
espa?ola se unieron en medio de grandes aplausos. 2,
? Di? comienzo la segunda parte con la ejecuci?n, por la or
questa, de la Rapsodia gallega n?mero 1, del recordado maestro Paz
Hermo, interpretada con perfecta sonoridad de matices por los se
senta profesores que actuaban esa noche.
? Sigui? a continuaci?n un d?o de arpas por la notable profe
sora se?orita Eduarda M. Parravicini y la se?orita Enriqueta Te
sone, que interpretaron en medio de una religiosa atenci?n, el
bell?simo Addagio, de Thomas, siendo aplaudidas calurosamente al
finalizar su delicado recital.
?Sobre la Significaci?n de Murgu?a disert? despu?s el poeta
D. Xavier B?veda, cuyo discurso fu? muy aplaudido.
?Jos? Rodr?guez de Vicente, el popular ?Josel?n?, *sali? a es
cena para recitar dos de sus jocosas y a la vez filos?ficas interpre
taciones : O difunlirio y As duas santas. Rodr?guez de Vicente, que
estudi? con una constancia envidiable el esp?ritu de nuestros mari
1?ns, los viejos lobos de mar y de los petrucias del agro gallego,
sabe interpretar como nadie la enjundiosa iron?a de las gentes del
pueblo. Los prolongados aplausos tributados, as? se /o demostraron
elocuentemente.
? Despu?s de un peque?o intervalo, dado lo avanzado de la ?