LIBERAC] ON DE ODISEUS
I
LOS HOMBRES Y LOS DIOSES
Es de una dificultad incre?ble el verter con escr?pulo critico
en palabras espa?olas las realidades hom?ricas. Lo mismo ocu
rre sin duda en todas las lenguas modernas, aunque en grado
menor en alem?n e ingl?s por su gran riqueza de l?xico, debida,
sobre todo en el caso alem?n, a las m?ltiples palabras compues
tas. Ya por ello es de validez dudosa el construir teolog?as, tra
gedias morales, an?lisis psicol?gicos con los materiales de la
Il?ada y, en nuestro caso, la Odisea. Que est?n alI?, que son
algunas evidentes, no se puede dudar; que podamos represen
tarlas en lenguaje inteligible, es dudoso, no s?lo por la divisi?n
de la personalidad en partes semiindependientes (thymosnous)
? ?no quisiera dedicar tiempo a las disquisiciones de Dodds?, sino
porque la actitud del poeta es m?s amplia que lo que la narra
ci?n ?pica nos comunica. Se trata de m?s que, por ejemplo, el
encuentro del hombre con el destino o de la persona heroica, co
losal, afrontando a la comunidad; y esto sin que Homero se
pierda jam?s en lo gen?rico o abstracto. Como dice Schadewaldt,
nuestro pensar dualista, alternativas de ?o bien, o bien?, la opo
sici?n entre el yo y el mundo, sujeto, y objeto, voluntad y nece
sidad, tienden a falsificar, a recargar por un lado o por otro y,
como consecuenc?a; lo propiamente hom?rico se evapora, sobre
todo en la traducci?n, y perm?tanme que les anticipe que casi
todas las traducciones en los cinco idiomas ecum?nicos de nues
tra Europa, son abominables.