ioletin de la 'Real Academia 6allega 127 ?
no nos consta de una manera indudable, fu? casi seguramente un altar de
madera, la mesa misma en que estaba cenando con sus Ap?stoles. Despu?s
de su muerte hicieron ?stos lo mismo y celebraron frecuentemente la
Santa Misa, conforme a lo que ?l entonces les hab?a ordenado, seg?n nos
consign? el evangelista San Juanen el cap?tulo 22: ?Hoc facite in meam
commemorationem. Haced esto en memoria m?a?.
Y as? lo cumplieron ellos. Pregunta el Cardenal Bona (I) y con ?l
. otros sabios, cu?ndo dijeron los Ap?stoles la primera Misa. Y algunos
creen que el d?a mismo de la Resurrecci?n, y otros que aquel en que vino
el Espiritu Santo, sobre el colegio apost?lico. No tenemos realmente datos
para resolver esta cuesti?n, pero ello es cierto que muy al principio de la
predicaci?n apost?lica. En las actas del martirio del Ap?stol San Andr?s,
los presb?teros de Achaya que lo presenciaron y escribieron, testifican que .
orden?ndole el Proc?nsul Egeas que sacrificase a los dioses, le respondi?:
?Ego Omnipotenti Deo, qui unus et verus est, immolo quotidie, non .
taurorum carnes, nec hircorum sanguinem, sed immaculatum Agnum in
altari. Yo ofrezco todos los d?as sacrificio a Dios, uno y verdadero, y le
inmolo en el altar, no la carne de toros, ni la sangre de cabritos, sin? al
Cordero inmaculado que despu?s del sacrificio, persevera vivo y entero?.
Y lo que hac?a San Andr?s, que celebraba cada d?a la Santa Misa, hac?an
sin duda los dem?s Ap?stoles, cuando se les presentaba ocasi?n propicia
para ello, como vemos por los Hechos apost?licos. De ah? naci? sin duda
la acusaci?n, que contra los primeros cristianos hac?an los paganos, sus
vecinos, como sabemos por los escritores de aquellos tiempos, de que en
sus reuniones com?an la carne y bebian la sangre de un ni?c. aInfantis
sanguinen ?escribe Minucio F?lix? sitienter lambunt, hujus certatin
membra dispertiunt?. Sedientos beben la sangre de un ni?o y reparten '
a podia sus miembros. Hab?an oido hablar del Santo Sacrificio de la Misa,
tde que all? se daba el cuerpo y la sangre de Jesucristo, y cambiaban, como
hace el que est? mal enterado de un asunto, todo ello en la sangre y las
i carnes de un ni?o. Por eso preguntaba San Justino, en el di?logo con
,~ Trif?n: aAn vos etiam de nobis creditis homines nos vorare??. Os cre?is
tambi?n vosotros que devoramos los hombres? Habia por consiguiente
Misa en aquellos primeros tiempos y hab?a tambi?n altar, pues sin ?l no
se celebra Misa. Sobre algo se ha de poner la v?ctima que a Dios se ofrece.
Y si me pregunt??s c?mo era aquel primitivo altar, os responder? que
11 (r) En su obra Reruns liturgicarum libri duo que es quiz?s to mejor que sobre la
1111 materia se ha escrito, si exceptuamos lo referente a dibujos que no se acostumbraba en sus
s spos.
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