150 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Adem?s de "Clar?n", La cuesti?n palpitante tuvo otros defensores.
No todo iban a ser ataques. Entre sus adeptos, o reconocedores cuando
menos de m?ritos de la novelista, figuran Andr?s Gonz?lez Blanco y
Eduardo G?mez de Baquero, "Andrenio" ".
ESTUDIO DE ZOLA
Es lo fundamental en La cuesti?n palpitante.
Utiliza las fuentes usadas por Martino y Coligny para la biograf?a
y coincide en algunos aspectos del enjuiciamiento del naturalismo con
sus monograf?as sobre el naturalismo franc?s.
Dedica a Zola m?s que a sus colegas "no porque le otorgue la pri
mac?a ?s?lo el tiempo dir? si la merece?, pero porque, cuando el
valor de sus obras pudiera negarse, no as? el puesto de jefe y campe?n
del naturalismo, que ocupa."
Do?a Emilia se fija en los comienzos literarios de Zola y su trabajo,
y traza su retrato f?sico, contrast?ndolo con la generaci?n rom?ntica.
Analiza los principales puntos doctrinales de la obra del escritor
galo.
Estudia la ley de transmisi?n hereditaria, idea b?sica, cuya fuente
est? en Darwin y Haeckel, m?s que en Balzac, Stendhal y Flaubert.
La Pardo Baz?n afirma que las novelas de Emilio Zola se engen
draban en el corral donde Darwin cruz? individuos de una misma es
pecie zool?gica para modificarlos en el laboratorio donde Claudio Ber
nard verific? sus experimentos y Pasteur estudi? las ponzo?osas fermen
taciones y el modo con que una sola y microsc?pica bacteria infecciona
y descompone un gran organismo: la idea de Mena. Antes que Zola
dibujase el ?rbol geneal?gico de los Rougon Macquart, Haeckel, con
rasgos muy semejantes hab?a trazado el que une a los lem?ridos y
monos antropomorfos con el hombre; antes que Zola negase el libre
albedr?o y proclamase el pesimismo, el vac?o y la nada de la existencia,
Schopenhauer y Hartmann ataron la voluntad humana al rollo de hierro
de la fatalidad, declarando que el mundo es un sue?o vac?o, o m?s
bien una pesadilla.
Imprime la herencia "caracteres indelebles en los individuos por
cuyas venas corre la misma sangre. Est?n los Rougon Macquart heri
dos en su mismo tronco por la neurosis, se va comunicando la lesi?n
a todas las ramas del ?rbol, y adoptando diversas formas, ya se pre
" Vid. Gonz?lez Blanco: Historia de la novela en Espiar?a, Madrid, 1907.
Vid. G?mez de Baquero, "Andrenio", Novelas y novelistas, Madrid, 1918.