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18? '$olelin de la Real ylcademia Gallega
tidad de cuatro mil doscientos cuatro reales, resto de la tercera par
te de la contribuci?n de guerra que aun estaba pendiente de pago,
sin duda por falta de recursos.
Durante los dos a?os siguientes no menudearon tanto los alo
jamientos de tropa: en 24 de Marzo de 1812 se daba albergue en
Santo Domingo a un capell?n y un teniente; el 29 de Abril aco
g?anse all? cuarenta soldados, para cuyo hospedaje se mandaba al
Prior que reparase con urgencia el piso de un local determinado; y
el 29 de Diciembre se solicitaba alojamiento para otros doce
soldados.
Con fecha 23 de Octubre se rogaba al mencionado Prior, que
asistiese en compa??a del Prior de San Agustin al entierro de un
militar que se hallaba en capilla. El 12. de Abril de 1813 aloj?
base en el referido edificio la guardia de prevenci?n del Cuadro de
Santiago, el 17 del mismo mes la del Regimiento de Orense, y el
26 de Mayo la guardia y almac?n del Regimiento del Infante, ce
rr?ndose con esto la serie interminable de alojamientos que tan a
menudo convert?an en cuartel la morada conventual; y pudiendo
los religiosos disponer libremente de todo el edificio para los fines
propios de su ministerio, entre los cuales ten?a el derecho de pre
ferencia la p?blica ense?anza en las clases gratuitas que venan
sosteniendo con imponderables ventajas para la juventud estudiosa.
Relacionado con los sacrificios pecuniarios de esta comunidad
est? un oficio, de fecha 26 de Mayo de 1812, por el cual se le pedia
nota detallada de todas las fundaciones, obras pias y patronatos,
para conmutarlos y aplicar sus emolumentos a los hospitales mi
litares, lo que equival?a para ella a la privaci?n de la mayor parte
de los ingresos de que disponia para su subsistencia.
Como conclusi?n de los datos expuestos, m?s elocuentes que
todos los comentarios que nosotros podr?amos a?adiries, se puede
afirmar con verdad: que la comunidad de Santo Domingo de San
tiago y sus ilustres miembros, que tan de Reno experimentaron
los efectos desastrosos de la guerra, supieron, como buenos patrio
tas, sacrificarse por la defensa y el triunfo de la Patria, y mante
nerse a la altura de su sagrado ministerio prodigando los consue
los de la caridad y los auxilios de la rel igi?n a los pobres heridos
y enfermos en los hospitales de sangre; haci?ndose por ello acre
edores a las bendiciones y al aplauso de la posteridad.
FR. AURELIANO PARDO.
O. P.