18o Bolettn de la Real Academia Gallega
veinte y seis reales, cuyo pago deb?a hacer efectivo sin la menorl
demora; los otros dos, de fecha 25 y 28, disponiendo se le entre
gasen las camas de los religiosos que se iban ausentando, para el
hospital que se iba establecer en el convento de Belv?s, desalojado `?
por las religiosas dominicas, que obedeciendo a una orden in
timada por el referido Alcalde se hab?an trasladado al colegio de
las Hu?rfanas. En el oficio del d?a 25 se dice que amenazaba a la
ciudad un contagio, del cual ya hab?an sido v?ctimas, como afirma ?'
el Sr. L?pez Ferreiro, cinco religiosos dominicos (1).
En el mes de Abril esperaban a los hijos de Santo Domingo
nuevos sinsabores y m?s desagradables sorpresas: un oficio del
Alcalde, fecha 5, nos revela que se planeaba el traslado de la co
munidad, a la cual se la facultaba para elegir otro convento si
quer?a convivir con los religiosos de ?l, o para se?alar la casa que
le pareciese m?s a prop?sito para establecer en ella su morada.
Otro oficio, del (Ha 7, en el cual se hace constar ?que el Consej?
tiene muy presentes los buenos servicios que esa Santa Comuni
dad hizo al p?blico?, le indica que puede trasladarse, si le con
viene, a la casa llamada de Ayala en el Picho de la Cerca, en
caso de no conseguir amistosamente que el Sr. Espino le ceda la
suya, como ella desea. Con fecha 10 le comunica el mismo Fra
gu?o que al d?a siguiente cambiar? de domicilio el Sr. Espino, y
que puede trasladarse a la casa que deja en la calle de las Ruedas
(que era propiedad del Cabildo).
El mismo d?a 7 en que se obligaba a abandonar su propia
morada a los tan asendereados dominicos, hac?an ellos entrega de
trescientos doce ferrados de trigo, cuyo valor ascend?a a nueve mil
ciento veinte y dos reales; y at d?a siguiente se les despojaba por
orden del Mariscal Duque de Elchingen, de estas alhajas de plata:
un cop?n, dos c?lices, tres l?mparas, cinco pares de vinajeras con
sus platillos, cuatro ramilletes y dos ciriales; pero estos ?ltimos
les fueron restitu?dos despu?s por el Director general de Polic?a,
el ; afrancesado D. Pedro Baz?n, en cuya oficina hab?an sido de
positados.
A pesar de todas estas vicisitudes y contrariedades el bueno
del Alcalde no cesaba de poner a prueba la caridad y abnegaci?n
de los sufridos y patriotas dominicos; y como si se propusiese ave
?
(1) Historia de la S. A. M. Iglesia de Santiago de Compostela,
tomo xt, capitulo v, p?gina 199. Santiago, 1911.
3