238 BOLETIN DE LA` REAL ACADEMIA GALLEGA
"Item debo " a Pedro Campano, merc?der, vecino desta : dha
ciudad de Santiago, diez ducados los cuales le pido por la'=Pasyon
de mi Se?or Jhupo. me perdone porque yo no tengo de que se
los pagar, porque Dios nro. Se?or le perdone sus pecados".
"Item` debo "a Maestre Pedro, cerrajero,? vecino de la. ,dha ciu
dad, dos ducados; p?dole por servicio de Dios nro. Se?or me los
perdone porque.no'tengo de que se los pagar".
Besteiro Torres, Cean ` Berm?dez,' P'?rez Cost?nti, Couselo
Bouzas; entre otros, nos f?cilitan datos concretos e interesan
tes sobre las figuras que han pasado por la calzada real de la
l'intura.
Despu?s de andar un 'p?co a tientas ,por'?1 zagu?n poco ilu
minado de los siglos anteriores al XVIII, siglo ?ste, donde, no
obstant? su mayor alumbrado, resulta f?cii dar ?alg?n traspi?s,
aparece ya en el siglo XIX., "cerr?ndonos' el paso, haciendo in?til
todo escape, aunque nos'los propusi?semos, 1a figura` se?era de
Villaamil con su esplendor m?gico de luces, sombras, matices y
todo tin mundo de contornos valientes y pujantes. Como quiera
quo en m?s de una ocasi?n nos hemos '?referido al gran pintor
ram?ntico,?reproducimos aqui, con el fin` de no repetirnos, unos'
juicios de D. Pedro de Madrazo:/ "No contento Villaamil con
forzar a la naturaleza inanimada para hacer hablar con la ri
queza de los tonos, ya" que no ` con los' s?nidos de ?sus misterio
sas voces, a las piedras amontonadas, labradas y esculpidas por
la mane 'del hombre, quiere que el mismo arenal desierto, que la
misma ?spera monta?a, que el mismo pe?asco insensible, 'reve
len al espectador la existencia de una grande alma rec?ndita...
para darnos a entender cuanto admira a la naturaleza, de
rrama sobre todos' los objetos que contiene la tierra, toda la
profusi?n de los matices del sol, de la r?faga lenta que se alz?
del lago, de la banda de iris que cruz? el monte, y, en fin, de
todos los fen?menos grandiosos que le hirieron desde que se le
abri? el mundo de la poes?a".
Disc?pulo de Villaamil y de Esquivel, fu? Seraf?n de Aven
da?o, mucho menos exaltado que nuestro rom?ntico pintor .y