218 Patella de la Real Academia Ganeg?
?donde parece que respiramos el prol?fico aroma de la tierra re
?movida; la p?gina de amor del Romeo y Julieta campesinos, que
? no acaban de despedirse por m?s que los gallos han cantado
?anunciando el d?a; la oraci?n de la moza soltera a San Antonio
?bendito, pidi?ndole con mucha necesidad un hombre aunque sea
? tama?o como un grano de ma?z; los terrores supersticiosos de la
?aldeana que ye al fat?dico ?moucho? al lado de la fuente de la
? Virgen, cerquita del cementerio, mir?ndola de hito en hito con
?sus ojos encendidos como brasas; la desterrada que pide a los
? aires de su pals que la lleven all?, porque se va quedando descolo
?rida y morena como una mora, como si chuponas brujas le be
?biesen la sangre; la pobre madre de familia, rodeada de su po
? llada de criaturas, lav?ndolas, dici?ndoles los requiebros sublimes
? quo s?lo las madres saben discurrir; pero lament?ndose al mismo
?tiempo de que los higos est?n duros, de que el gato y el perro le
?roban la comida, de que las gallinas del vecino se cuelan en su
?corral a vivir de prestado; la socarrona vieja mendiga, sorda de
?conveniencia, que fingiendo humildad sabe coger el mejor sitio
?y apartar la mayor tajada en la fiesta nocturna de los ricos mon
? ta?eses. Esto, las romer?as con tan gayo color pintadas, la albo
?rada conque las ayes saludan a la aurora, la c?mica silueta del
?gaitero, Tenorio enga?ador de ?nenas? y otras mil cosas no menos
? genuinas y gallegas, son, lo repito, la sal sabrosa, la miel de panal
?nuevo que los versos de Rosal?a destilan? (1).
Al sentimiento de amor por el suelo natal, j?ntase en Rosal?a
algo del rencor que el alma gallega siente por las injusticias que
se cometen con esta hermosa tierra. Esta tendencia, que se ma
nifiesta en todas las literaturas regionales de Espa?a, se se?ala
marcadamente en todas las obras de Rosal?a, pues su alma senti
mental y generosa sinti? mejor que nadie los dolores y amarguras
de su pueblo. De ah? que al enterarse, en Simancas, del abuso
que se cometia con los gallegos, llena de indignaci?n por el abuso,
y rebosante de piedad por sus paisanos, escribe aquellas inimita
bles estrofasCastellanos de Castilla,
Tralade ben 6's gallegos.
Cando van, van como rosas
Cando y?n, v?n como negros
!Castellanos, castellanos !
Tendes cora??n de ferro...
(1) De mi tierra, p?gina 27, segunda edici?n. Madrid, s/a.