10 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
estudios". De esta manera daba ? entender al mundo que no
le atormentaba deseo alguno de honores y preeminencias!
Pero si pudo rechazar los altos empleos, no pudo estorbar
que papas, reyes y ministros le tuvieran aquel gran aprecio que
obtuvo y merec?a; Fernando VI le concedi? los honores de Con
sejero; Carlos III le regal? la obra de Herculano; el gran Cam
pomanes, le distingui? y vener? hasta el estremo que se advierte
en la biografia que escribi? al frente de una de las ediciones de
las obras de Feij?o, y su paisano Fr. Antonio Sarmiento, general
de la ?rden, varon insigne en toda clase de literatura y obispo
de Mondo?edo,le am? de todas veras, como se echa de ver en la
aprobacion que escribi? para el primer tomo del Teatro, apto
bacion que enternece por las espresiones del ?ntimo cari?o que
en ella emplea. Fueron muchos sus admiradores; no hablare
mos de los que como Benedicto XIV y Clemente. XIII, ocupando
puesto tan alto, amaban y consultaban ? nuestro monge, sino
de aquellos otros pobres aragoneses, que abandonando los cam
pos que labraban, fueron ? Oviedo ? ver al Padre que tanta
fama tenia por su tierra. Oh! Aragon, ?pais her?ico de quien
puede decirse con verdad que todo sentimiento noble y generoso
tiene en ti asiento, cuanto te honran esos campesinos,acostunl
'brados ? la lealtad y al entusiasmo que parece ser patrimonio
de todos tus hijos!!
Lleno de fama, pero humilde y modesto, jam?s abandon?
su retiro, hasta que el saco de tierra, como ?l se llamaba ? los
?ltimos de su vida, descans? en la paz del Se?or 6. "Jam?s Pre"
6 H? aqu? como describe el Sr. Anchoriz, en su por tantos t?tulos, apreciable
memoria, la muerte del P. Peijdo.
"As? vivi?, dice, hasta la edad de 87 a?os, demostrando con su ejemplo como
lo sostuvo con la doctrina, que las tareas literarias pueden conciliarse con la
longevidad. La sordera y la debilidad en las piernas, fueron los ?nicos achaques
de que adolec?a, hasta que el 25 de marzo de 1764, ? la sazon de hallarse en la
mesa, sinti? grande dificultad en el habla, acometi?ndole ? seguida un acceso
de fiebre que recibi? gradual incremento. Tomadas ante todo las disposiciones
convenientes, al bien de su alma, hizo de la manera que le fu? posible la pro
testacion de f? y con estraordinarios esfuerzos pidi? perdon ? toda la c01111
nadad. Quiso hacer en este trance dos protestas, anunciada ya la una en sus
obras, pero ignorada la otra porque no hubo medio de comprender sus denlas"
traciones. Luego se llamaron los m?dicos por ?rden del abad, quienes le Pro
pinaron una sangria ponta y copiosa. Mejor conocedor que ellos de su dolencia
hizo que le suministrasen ? menudo agua fria, con lo que desapareci? la ca
lentura el mismo dia, probando la falibilidad de la medicina, y el acierto ele
los propios juicios. Libre del riesgo, se recobr? algo, pero sus fuerzas continua
ron en visible decadencia. La sordera se agrav? de modo que nada ola, y no
le fue posible salir de la celda, sino al claustro en un carreton tirado mucha'
veces por los personajes que frecuentaban su trato. En ?l visitaba al Se?or