BOLETIN
D E L A.
REAL ACADEMIA GALLEGA
A?o LXIX Tomo XXXII la Coru?a, diciembre de 1976 N?mero 358
Fr. BENITO JER?NIMO FEIJ(50
Por MANUEL MURGUIA
FEIJ?0 Y MONTENEGRO (P. M. FR. BENITO GER?NIM0). Al
escribir este nombre, al vernos obligados ? tratar de hombre tan
insigne, es cuando conocemos lo d?bil de nuestras fuerzas, y
sentimos al mismo tiempo tener que limitarnos al breve espacio
? que nos obliga la ?ndole de esta obra. Del P. Feij?o, del monge
que llen? la Europa con su nombre, tiene que escribirse un li
bro, si se ha de dar ? conocer como es debido, fil?sofo tan nota
ble, s?bio tan eminente, hombre tan modesto y virtuoso. No hace
muchas horas que acabamos de dejar el monasterio de Samos,
la casa en que nuestro Feij?o pas? los primeros a?os de su vida
religiosa, y bajo cuyas nuevas b?vedas reson? la primera su pa
.
rey Casto, criado y venerado en aquellas hermos?simas soleda
des, sino la del pobre monge cuya vida intent?bamos escribir.
Quer?amos ver si se conservaba recuerdo alguno de su paso por
aquellos lugares, y si las piedras menos ingratas que los hom
bres nos hablaban de ?l. En pi? est? el suntuoso monasterio,
rival en magestad, grandeza y hermosura de los mas preciados;
cons?rvanse algunas de las celdas que el celo de un monge de
aquella casa, restaura; mas ay! para verg?enza nuestra, para
eterno esc?ndalo, la celda en que vivi? el hombre insigne, el ga
llego m?s ilustre, es la mas desmantelada, la que sin piso y
abierta ? todos los vientos, visitada solamente por la viajera
golondrina es ? un tiempo que ejemplo elocuente de lo pasagero
de nuestras grandezas, padron ignominioso de la ingratitud y