226 BOLETlld DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Don Felipe Fern?ndez Hervilla estaba ya muerto en marzo
de 1785. Su viuda, do?a Josefa Fandi?o, continu') administrando
el alfol? interinamente, y, al parecer, con disgusto del gremio
de mar, cuyo apoderado, don Jos? Fern?ndez, acudi? al admi
nistrador general de Salinas de Pontevedra, con una solicitud
en la que ped?a se le entregase la Have del alfol?, con el fin de
que un apoderado del gremio corriese con el m?nejo y benef
de la sal. Contest? el administrador 'diciendo que si el
gremio quer?a nombrar un individ?o Clue, juntamente con la
viuda'de don Felipe, llevase'la cuenta y raz?n de la sal, que le
nombrase. Nos imaginamos que la cl?usula ?juntamente con la
viuda? no habr? sido muy del agrado del gremio. Pero tampoco
fue del gusto de la viuda Fandi?o, y ?sta, que tal vez gozaba de
buen prestigio y era muy respetada, debi? de moverse hasta
hacer fracasar las pretensiones del gremio, pues se dio el caso
de que ninguno de los escribanos que hab?a en la villa quiso
usar de su oficio y mezclarse en la ejecuci?n del oficiorespuesta
del administrador general. Por otra parte, se tem?a mucho que
la viuda tampoco lo permitiese ni estuviese dispuesta a entregar
las Haves del alfol? y de s? caja de caudales. En vista de lo cual
don Jos? Fernandez, apoderado; del gremio, se traslad? perso
nalmente a Pontevedra, donde, el 17 de marzo de 1785, present?
una petici?n solicitando ?se sirva mandar a la viuda no impida
que por nuestra cuenta se ponga el candado y Have en dicho
alfol? para su resguardo, seg?n va dicho; y lo mismo se ejecute
con la dicha arca de caudales, como quienes se hallaban respon
sables a sus resultas?. En esta ?ltima frase reside toda la fuer
za de las pretensiones del gremio, pues, en ?ltimo t?rmino, ?l
era, y no otro, el que tendr?a que pagar las consecuencias de las
anomal?as que pudiera haber en la venta de la sal.
Mas no todo estaba claro. Al parecer, el gremio de marineros
estaba en deuda con la viuda, a quien deb?a una cierta cantidad
por la sal que hab?an sacado del alfol? para curar sus pescados.
Y he ah? por que el administrador general, don Manuel de Ira
z?bal, no accedi? a la petici?n hasta tanto que el gremio hiciese
constar la cantidad que deb?a a la viuda de Fandi?o. La petici?n
y la respuesta del administrador, que poseo originates, pueden
verse en el documento n?mero quinto del ap?ndice.