ole ttn de la Real Academia Gallega 109
laso de la Vega no se contenta con ilustrar su nombre como soldado
en la toma de la Goleta y de T?nez, y escribe dulc?simas ?glogas, que
le valen el t?tulo de pr?ncipe de los l?ricos espa?oles; Alonso de Ercilla,
tornando ora la espada, ora la pluma, da pruebas de heroica intrepidez
en Millarapu? y en otras muchas jornadas, y compone el hermoso poe
ma La Araucana, entrelazando as? en su frente con los laureles de
Marte el laurel de Apolo; y un humilde soldado, que de nada se gloria
ba m?s que de haber militado ,?debajo de las vencedoras banderas del
hijo de la guerra, Carlos V?, y de haber cobrado una herida ?en la m?s
memorable y alta ocasi?n que vieron los pasados siglos, ni esperan ver
los venideros?, el inmortal manco de Lepanto, asombra al, mundo con
la f?bula m?s admirable que ,ha podido concebir el ingenio humano.
?Ah, se?ores!, entonces estrech?bamos al mundo entre nuestros
brazos; hoy, perdidos los ?ltimos restos de nuestro imperio colonial,
hoy ni siquiera abrazamos la pen?nsula; nuestros brazos tropiezan
con Portugal por una parte y con Gibraltar por otra! Y ?precisamente
ahora, cuando la madre patria, triste, llorosa, abatida, lanza lastimeros
ayes ante el recuerdo de las cat?strofes sufridas y del poder perdido,.
cuando m?s imperiosamente reclama el amor de sus hijos, cierto linaje
de intelectuales que s?lo encuentran bueno lo ex?tico, que reputan
nuestras pasadas glorias por simples leyendas de oro, y en su af?n de
extranjerismo, afean, corrompen y desnaturalizan nuestra hermosa len
gua con voces, giros y locuciones extra?as, lo cual equivale, como dijo
Lope de Vega, ?a despreciar la propia mujer por la ramera hermosa,
cierta clase de intelectuales, ?repito?, llam?ndose ciudadanos del
mundo, decl?ranse partidarios del cosmopolitismo, que no es el amor
cristiano rectamente entendido, sino la insana filantrop?a que los fil?
sofos y literatos de la Enciclopedia llevaron a una exaltaci?n sin l?mite,
proclamando la solidaridad humana de un modo exagerado y antipa
tri?tico.. ?Como si el hombre, se?ores, por ser ciudadano del mundo,
dejase de ser hijo de su patria!
?Y como si esto no bastase, a?n hay ??verg?enza da decirlo!?,
a?n hay insensatos, ves?nicos, que han osado insultar la ense?a de su
patria, la gloriosa bandera que Pelayo enarbol? en Covadonga, y los
Reyes Cat?licos clavaron en los minaretes de Granada; que Hern?n
Cort?s tremol? en Otumba y D. Juan de Austria en Lepanto; que Col?n
iz? en la carabela Santa Mar?a, al lanzarse al Mar Tenebroso en busca
de un mundo; que Vasco N??ez de Balboa agit? en su mano, al entrar
se por las aguas del gran Oc?ano Pac?fico, para posesionarse de ?l en
nombre de Espa?a; que onde? en la proa de la nave con que Magalla