i oletin de la Real Academia Gallega 167
Tus puertas son brazos que abres a los mares,
tus r?as son venas de claro cristal,
tus cuatro provincias, son cuatro pilares,
que corona el dombo de tu catedral.
Vieja hija de Roma, noble y celta abuela,
con tu fabla antigua de sabor de miel,
y con la reliquia de tu Compostela,
donde los romeros iban en tropel.
Tus verdes monta?as, tus r?os de oro,
tienen el encanto de una pastoral,
y flota en tus prados?donde muge el t?ro?
egl?gico ambiente de arcadia ancestral.
Albos tus casta?os, truncos tus maizales,
mientras un ladrido da su extra?o s?n,
cruza por tus noches hoscas e invernales
un escalofr?o de superstici?n.
Pastora amorosa, de carne morena,
campesina ingenua, de alma de cantar,
que oyes la conseja del ?nima en pena,
en tanto que humea la lumbre del lar,
Tienen tus pupilas el encantamiento
del que vi? al misterio flotar junto a ?l.
en el maleficio, y el embrujamiento,
y en los aquelarres del se?or Luzbel.
Tierra de saudades y melancol?a,
llueve de tus cielos de obscuro zafir
la eterna tristeza con que Rosal?a
y Curros cantaron su amargo sentir.
Tienes la nostalgia del adi?s postrero
que el triste emigrante te dice al marchar,
parado en la popa del buque negrero,
{ que, camino a Am?rica, le roba del lar.