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6 Doletin de la Real Academia Galtega
Por los dominicos, quien Rev() el peso de las discusiones en
aquellos sublimes torneos del saber teol?gico, y :m?ntuvo flotante. y
glorioso el; pabell?n de la Orden de Predicadores, fu? el inmortal
hijo de Ribadavia Fr. Tom?s de Lemos. Cierto es que el P. Fr. Die
" go Alvarez, sabio profesor de Te?log?a en la Minerva, tambi?n figura
en estas Congregaciones, pero no lo es menos que la parte que en
ellas tom6 come te?logo fu? insignificante puesto que se redujo a
su intervenci?n en las disputas primera y vig?sima quinta: en la
primera, porque ?l era entonces el te?logo de la Orden Dominicana,
y en la vig?sima quinta, a causa de hallarse enfermo el gran cam
pe?n gallego. Precisamefite en la primera de las disputas orden?
el Sumo Pont?fice Clemente VII que desde la inmediata segunda
discusi?n fuese Fr. Tomas de Lemos el te?logo de los dominicos en
las dem?s controversias (1), y, a decir verdad, e7 tiempo demostr?
a los te?logos tarea m?s propia para quebrantar las fuerzas del alma y
del cuerpo. La gravedad del oficio que se les confiaba era bastante para
abatir los br?os del hombre de mayor tes?n. Tenfan, que sustentarla
honra de toda su Religi?n ante el tribunal de mayor majestad de la tierra,
y a la vista de toda la Iglesia que aguardaba el suceso de aquella lid....
Las discusiones por s? solas hab?an d7 ser ocupacf?n abrumadora... Se
g?n las actas, sol?andurar cuatro o ,cmco horas... Y dura?te todo aquel
. tiempo,, era preciso estar de pie, con la atenci?n y los nervios excitados
hasta perder ,su vigor, a causa del esfuerzo que requer?an aquellas ar
gumentaciones sutiles, y de la pasi?n que no podfa menos de mezclarse
en ellas? . (El P. Francisco Su?rez de la Compa?fa de testis, tomo I, . p?
gina 407).
(1) Entre las disputas primers y segunda (oelebradas respectiva
mente eI 20 de Marzo y el 8 de JuI?o) hubo un intervalo de tres meses
y medic). Explicando los Padresjesu?tas Astra?n y Scorraille la causa de
tanta demora, suponen ser?a para dar tiempo al P. Lemos para que se
preparase. He aqu? sus palabras: ?Probablemente: dice ?l P. Astra?n,
serfa para dar tiempo de prepararse al P. Lemos?. Historia de la Compa
' ilia de les?s en su Asistencia de Espa?a, t. IV, lib. II, cap. XI, p?g. 399; y
el P. Ra?l de Scorraille escribe: ?No serfa que el mismo Lemos hubiera
pedido tiempo para prepararse a su cargo imprevisto ? ? . (El P. Su?rez,
tomo I, libro III, capftulo II, p?gina 406). Al leer tan peregrina explica
ci?n. no hemos podido menos de exclamar con el poeta Horacio: ?l Risum
teneatis, amfci!?. Pues qu?, l,era el P. Lemos alg?n novato en cuestio
ties teol?gicas? Por entonces contaba eI te?logo galIego cincuenta y dos
silos de edad, y sus bi?grafos nos dicen habfa dedicado su vida, sobre
todo, a estudiar profundamente las obras de San Agustin y de Santo To
m?s y a explicar Sagrada Teologfa en varies conventos de su Orden,
entre los que se cuentan San Pablo, de Valladolid, donde en 1590 fud
regente de estudios y Lector de Teologfa, con el cargo de Presentado, y