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~olt~tn de la Real Ylcadefiia ?atl?ga
Curs? Artes y Teol?g?a en los conventos dominicanos de Tria
nos y de Valladolid. Terminados sus estudios con la mayor brillan
tez, dedic?ronle sus ` Superiores a la ense?anza, que ejerci? en los
conventos dominicos de Villalpando, Palencia, Toledo, San Pablo de
Valladolid, donde, por el a?o de 1590, era regente de estudios y
Lector de Teolog?a con el cargo de Presentado, y del c?lebre Co .e %1/&
legio de San Gregorio de la misma ciudad vallisoletana, del cual era
Reeter en 1595.
Suscitadas las famosas disputas sobre la Gracia entre domi
nicos y jesu?tas, el P. Lemos defendi?, con ardor la doctrina de
Santo Tom?s. Y, habiendo sido enviado al Cap?tulo general que
su Orden celebr? en N?poles, el a?o de 1600, sostuvo all? con tal
competencia una tesis sobre la Gracia, que el Cap?tulo le comision?
para que prosiguiese en Roma la causa de la Orden en compa??a
del P. Fr, Diego Alvarez.
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Como la celebridad del P. Lemos est? ?ntimamente relacionada
con las discusiones sobre la Gracia, bueno ser? el que demos aqui
algunos detalles de cuesti?n tan ruidosa.
El jesu?ta P. Luis de Molina, var?n de grande sabidur?a e in,
signe profesor de Teolog?a en la Universidad portuguesa de Evora,
public() and en 1588 su famosa obra Concordia del libre albedrio
con los clones de la Gracia (1). En ella ense?ala a ojos vistos, de
manera clara y terminante, que la gracia suficiente concedida por
Dios a los hombres, se convierte en eficaz, merced al consentimien
to de la voluntad humana, es decir, que la eficacia de la gracia no
proviene de su propio poder, o, como dicen los te?logos, ab intrin
seco, sino del consentimiento del libre albedr?o o ab extrinseco. Y
que, por consiguiente; la gracia suficiente no se diferencia intr?nse
camente de la gracia eficaz; icaz; puesto que la misma gracia puede ser
suficiente o eficaz: ser? suficiente, si la voluntad humana le resiste;
y ser? eficaz, si la acepta. De manera,' que la obra de la santifica
ci?n es efecto de la cooperaci?n simult?nea de Dios y del hombre.
Por otra parte, para explicar Molina ??mo Dios tiene ciencia cierta
de los f uturos condicionados, no se contenta eon admitir las cien
cias de simple inteligencia y de visi?n, sino que echa mano de la
(1) En Lisboa el a?o de 1588.
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