60 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
Todos los curas de la Monta?a desbordan la vitalidad y no
est?n hechos para la meditaci?n.
El cura de Naya es el ?nico sacerdote con el cual simpatiza
Juli?n; es de condici?n m?s que de padre de almas, de pilluelo
revoltoso y ladino 4. El cura de Bo?n es rudo, robusto y atrevido,
con m?s vocaci?n de guerrillero que de misacantano es capaz
de luchar contra veinte bandidos (nuestra autora le consagra
un cuento en el cual lleva hasta la caricatura la rudeza, el gusto
por la batalla "de este nieto del Cid" 6.
En fin, el primer abad de Ulloa es un borracho, un fumador
y un cazador inveterado para quien "la virtud en el sacerdote
para ser de ley ha de presentarse bronca, montuna y cerril" '.
Por encima de estos sacerdotes reina la figura monstruosa
del arcipreste de Loiro. Entramos en conocimiento del prelado
el d?a de San Juli?n.
"El obeso arcipreste de Loiro ?la persona m?s
respetable en a?os y dignidad de todo el clero cir
cunvecino?, que no hab?a asistido a la ceremonia
por no ahogarse con las apreturas del gent?o en la
misa" 8.
Estos beneficiarios tienen las mismas preocupaciones: la
buena comida, la caza (aparte del arcipreste, se entiende) y la
pol?tica. La autora se divierte describi?ndonos escenas vivientes.
El d?a de la fiesta 'de Naya, por ejemplo, saca a relucir en el
banquete de las notabilidades las profundas trazas que los estu
dios de teolog?a han dejado en los esp?ritus de esos hombres que
saben tener tan buenos recursos en los latinismos f?ciles y en
los juramentos groseros disfrazados... ?quoniam!
Los vemos tambi?n sentados a la mesa en la gran sala de
la mansi?n, relatando a placer las haza?as de la caza y les se
guimos en expediciones por los bosques de Castrodorna. Pero
las preocupaciones pol?ticas son, sin embargo, las que dominan
su vida. Los curas son los mejores apoyos del marqu?s cuando
? Ag., t. I, p. 213.
Ag., t. I, p. 311.
? Ag., t. I, p. 1.542.
^ Ag., t. I, p. 212.
Ag., t. I, p. 215.