EMILIA PARDO BAZ?N Y EL REGIONALISMO GALLEGO 73
Dios, la Virgen, el Santo son siempre tomados como testimo
nio de una afirmaci?n:
"?Ay, comadre! Iba yo cien veces a donde va y
no quer?a ir a una a donde voy.
?Santa Minia nos valga! Bien sabe el Se?or,
Nuestro Dios, que me lleva la salud del hombre" ".
Las maldiciones no son menos originales:
"Qu? chamuscada con tojo la hab?a yo de ver,
Jes?s me perdone" ".
Las exclamaciones dan el sello m?s sabroso al lenguaje cuyo
ritmo ha sabido captar nuestra autora como buena observadora:
imita felizmente el acento y da a la frase espa?ola la construc
ci?n de la lengua gallega.
La campesina de Atavismos termina as? el elogio de sus hijos:
"?As?s me valla! Ellos a trabajare, ellos a obe
decere, ellos a rezare..., unos santi?os" ".
El lenguaje, factor de conocimiento psicol?gico es, pues, as?
uno de los mejores elementos de lo pintoresco.
A pesar de que por su situaci?n social la condesa se haya
encontrado alejada del campesino gallego, ha podido, gracias a
sus observaciones personales, profundizar numerosos trazos par
ticulares del labrador.
Sin duda es preciso ver en la representaci?n de los temas
relativos a la crueldad, a la astucia o a la superstici?n, la mani
festaci?n del temperamento dram?tico de nuestra autora, y
tambi?n de su actitud de persona cultivada que observa al hom
bre de la tierra sin tener las mismas miras que ?l. La obra de
la condesa no deja de llamar la atenci?n sobre la situaci?n mo
ral y social del campesino gallego.
42 Ag., t. I, p. 1.520.
43 La advertencia, Ag., t. II, p. 1.718.
" Un destripador de anta?o, Ag., t. I., p. 1.526.