104 tDolet?n de la' Real 5cademi? Gallega
parroquial, como que, al parecer,'no hab?a carnbiado m?s'que el nom
bre, el de cura en Prior, el de capellanes en Can?nigos; pero despu?s,
distra?do y desvanecido, con el nuevo t?tulo y categor?a, co?cret?se ?
lucir el traje coral y practicar un culto m?s vistoso, na?s de relumbr?m
m?s de lucimiento, aunque no fuese de m?s provecho, y abandon? la ?
cura parroquial ? un capell?n, ? un mercenario, m?s 6 menos pobremen
te, retribu?do. La parroquia, que tenia rentas suficientes para sostener
un cura y 3 capellanes, rentas que, con los bienes legadosjor el cura
Rui Miguelles, ? Rodericus Michaelis, fueron la base y fundamento de
la Colegiata, aquella parroquia, dig?, vino ? parar ea ser una mengua
da 'capellan?:a, cuyo capell?n era nombrado y ad nutum removido por el
cabildo.
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De dos siglos ac? un poco hab?a cambiado la disciplina eclesi?stica
? este respecto; pues aparece el cura notnbrado por el Prelado indepen
dientemente del cabildo. Pero la in.lependencia econ?mica no reapareci?,
por cuanto el cabildo continu? siendo el monopolizador del tempi() y
de las rentas, y el cura no contaba m?s que con las piltrafas que libe
ralmente le abandonaba el cabildo. Bastaba ver para convencerse de
ello, y por v?a de ejemplo,'la capa con que acompaiiaba los difuntos al'
cementerio, toda ilena de girones.
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Por el concordato de 1851 uni?se la parroquia ? la abad?a. Parece
que rigiendo la parroquia el mismo que preside el cabildo, algo ir?a
ganando la primera. Pero hay que tener en cuenta la sicolog?a preten
ciosa y absorvente de las corporaciones (? multitudes en miniatura) y su
aversi6n ? todo lo que estorba ? de cualquier modolimita los t?rminos
de la dominaci?n. Y no vale que en ellas haya personas sensatas, que
las hay por lo general; porque un loco, majadero ? botarate que haya,
basta para revolverlo todo ? poco que las cireunstancias le sean favo
rabies.
El Abad, pues, por el mero hecho de estar encargado de la parro
quia, ya es reputado como enernigo por el resto de la corporaci?n 6 ?
lo menos por los miembros menos reflexivos. Y esto, aparece enseguida
? la superficie por modestas que sean las exigencias parroquiales. Por
ejemplo: para la misa parroquial no pon?an m?s que dos cabos de vela.
Yo, que en mi y? larga vida de cura jam?s hab?a tenido que pasar por