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libros y todo su dinero, no han hecho cosa mejor que asistir impasibles
al descastamiento de Galicia. Vivieron formando cola ante el teatro de la vida.
Pot eso nuestros labriegos y nuestros marineros, aun siendo muchos
analfabetos, podr?an, influidos por la saudade que les Ilena el coraz?n,
siempre que piensen en el misterio de la muerte, cbincidir con Maragall
en aquella sincera y sencilla ansia:
Esta tierra, con todo lo que ella cr?a,
es una patria, Se?or; y ?no podr?a
ser tambi?n una patria celestial?
A los hijos de los labradores y marineros gallegos quiero dedicar las
?ltimas ideas que inspiran este discurso. Y les digo esto: sois la juventud
gallega por excelencia. Sois los hijos de los que han sabido conserver y
custodiar y venerar el dep?sito de nuestra personalidad, de nuestra propia
alma. Defended ese dep?sito; no os lo dej?is arrebatar jam?s.
Hay una instituci?n que ha vinculado s? vida a ese dep?sito sagrado.
Es la Real Academia Gallega, cuya placenta en Am?rica son las Asocia
ciones Protectoras en Cuba y en la Argentina, pero especialmente ?sta de
Cuba, que ostenta el t?tulo glorioso de Iniciadora, genitora y nutricia de
la Real Academia. En vuestras manos se halla el porvenir de Galicia,
porvenir que s?lo es posible y comprensible tra?do por un solo camino:
el de la cultura. La Real Academia Gallega f?a solamente en los br?os ge
nerosos de la juventud gallega para seguir laborando por el porvenir de
Galicia. Y sabedlo bien: si dej?is perecer la Real Academia Gallega por
negarle vuestro calor espiritual y vuestra ayuda material, no os quej?is,
si desaparecido el ?nico baluarte defensivo de la espiritualidad de Galicia,
olvidados, desconocidos o menospreciados nuestros timbres y valores
hist?ricos y culturales, vuelve a sonar en nuestros o?dos como una inju
ria, el nombre honros?simo de gallego.
Ya que la fortuna me depara el honor y el placer de la asistencia a
este acto del Iltmo. Sr. C?nsul General de Espa?a en la Isla de Cuba, mi
amigo y compa?ero de m?s de treinta a?os, Sr. Potous, sea ?l,,por propio
derecho, el que recoja mi primer saludo al funcionario integ?rrimo y
competent?simo y al representante consular de Espa?a, madre de veinte
naciones, genitora y nutricia de medio mundo.
He dicho.
LITOGRAP?A R rMPRRNTA RORLCORUAA
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