Doleltn de la Real Academia Galtega 175
El ayer de Pondal est? pre?ado de ma?ana. Por eso en el devenir de
los pueblos, el .pensamiento de Pondal ocupa un lugar m?s alto, como un
faro de enorme radio lum?nico erguido sobre el m?s alto cantil de Finis
terre. Y al o?r a lo lejos el eco agorero y melanc?lico de A Campana
d'Anllons, que en vez de doblar a muerto toca a rebato, todos los cora
zones gallegos se ponen en pie dentro del pecho y cantan, con la letra del
himno gallego, aquella estrofa de combate que comienza:
?Os tempos son chegados!
Cuenta Villar Ponte que el arquitecto gallego Ant?n Palacios dise
?? hace ya tiempo una corona que juzgaba la m?s expresiva y represep
tativa para poner sobre el escudo de Galicia, compuesta ?nicamente con
mazorcas de ma?z y conchas de avi?eira, tan bien dispuestas, que dan la
perfecta impresi?n de una corona mural. Pues bien: esa corona imaginada
por el genial Ant?n Palacios, nos ofrece la verdadera realidad de la vida
gallega: labriega y marinera. Vida del rus, balizada por la hoz, emblema
del labradoiro, que semeja un signo interrogativo de hierro, y por el
remo, emblema de los marineros, que semeja un signo admirativo de
madera; la hoz, con que las manos callosas de los segadores afeitan las
mejillas de la tierra, y el remo, con que las manos callosas de los marine
ros peinan los cabellos del mar...
Esta es la realidad gallega: el agro y el mar, el labrador y el mari
nero. Pues yo os digo una cosa: que a trav?s de nuestra larga decadencia,
hasta el momento de este despertar que ahora se inicia y que recuerda el
ap?strofe de Bra?as :
,?Como en Irlanda,
??rguete e anda!
s?lo los labriegos y los marineros fueron artistas gallegos dignos de
este nombre. Porque ellos conservaron y cultivaron las c?ntigas, los bai
les, las tradiciones, el culto a la tierra, la aventura trasatl?ntica, la riqueza
del idioma natal; s?lo ellos, con sus almas influ?das por el paisaje, supie
ron subsumir el propio s?r en la eterna arm on?a del pedazo de Cosmos
donde a Dios plugo darnos la vida.
Todos los elementos privativos del arte ind?gena quedaron perpetua
dos en la pantalla del tiempo. Sin ellos, Galicia en el p?rtico del futuro,
ver?a escrito el lasciate ogni speranza que Dante ley? en el liminar del In
fierno. Los otros gallcgus, lus gallegos urbanos, los gallegos de partida
bautismal ?nicamente, con toda su ciencia y todo su arte, con todos sus