joletin de la Real Academia Gallega 143
senta hombres de guardia en las Casas Consistoriales, con las armas
preparadas, y un destacamento de m?s cien de caballer?a con orden
de disparar y acometer a dondese encontrasen dos personas juntas,
para cuyo efecto y que ning?n vecino saliese de sus casas, se publica
ron bandos muy rigurosos.
?Estos hechos, bien notorios y averiguados en el d?a, se confir
man en gran parte con los adjuntos documentos, que se reducen a al
gunos oficios qu?"entregaron los sujetos a quienes se hab?an dirigido
y unos pocos que se pudieron recoger dentro de un macizo de papeles
que se dej? olvidado un agente y sat?lite de los franceses, que fu? el
tinico vecino que los sigui? en su evacuaci?n del Reino. Es as?mismo
una prueba bien patente del poco afecto y apoyo que encontraron en
este pueblo, los escombros de m?s de ciento y cuarenta casas incendia
das con la mayor crueldad, habiendo echado fuera inopinadamente a
los habitantes, y precedido u? riguroso saqueo de dos horas, las abra
saron, con todo lo que no pudieron llevar; dentro del pueblo existen
todav?a m?s de setenta cas?s y edificios, pertenecientes a comunida
des, caballeros particulares y gentes de conveniencias, que est?n tan
destrozadas e inhabitables, que algunas ni para almacenes sirven. En
una palabra, s?lo cinco o seis de las m?s bien puestas salieron menos
mal, por ser las ?nicas que les quedaban para servir de alojamiento a
los mariscales, gobernador y generales, y esto, a costa de maltratar los
dom?sticos y causar con violencia exhorbitantes gastos a sus duefios
ausentes, cosa que no se ha verificado on ninguna otra ciudad del
Reino.
?En este estado de costs, desear?a la Ciudad que el Sr. Mariscal
de Campo D. Francisco Taboada y Gil, dijese: ?Qu? precauciones po
d?an tomar los vecinos de este infeliz pueblo? ?Qu? aviso les vino de
fuera, habiendo sido una casualidad el acercarse tanto? ?Qu6 fuerzas
ni armas ten?an que oponer a la guarnici?n que quedaba? ?Si cabe en
un sentido regular el pensar que unos hombres que 1levaban m?s de
veint? af?os de pr?ctica en el arte militar, habr?an descuidado tomar
las medidas necesarias para asegurar su retirada, ni dejar enteramente
abandonadb un punto tan interesante? No deja de extra?ar bastante
el que tan inconsideradatnente apoyase con su autoridad en aquel en
tonces unas voces tan falsas como absurdas, esparcidas entre la tropa,
que hubieran causado la total ruina y exterminio de este pueblo, tan
leal como desgraciado. Macho tn?s extra?o es que, despu?s de ser bien
notorios estos hechos, y de que est? bien convencido el Excelent?simo
Senior Marqu?s de la Romana, y todos los dem?s Sefiores Jefes que