j4 BOLET?N DE LA TtEAL ACADEMIA' dAtLEOA
cuando ?stos llegaron a traspasar las reglas de una discreta y razo
nada pol?mica, figurando en primera l?nea enesta contienda para man
tener el cr?dito y autoridad del inolvidable benedictino, el famoso m?
dico Mart?nez (?Carta apolog?tica? del primer tomo del Teatro cr?
tico), ?Juicio final de la Astrolog?a ?, en defensa del Teatro cr?tico;
?C?tedra de desenga?os m?dicos? (an?nimo) 1977; y, sobre todos,
fray Mart?n Sarmiento, en ? Demostraci?n cr?tico apolog?tica? del
Teatro cr?tico universal, en defensa de los cuatro primeros tomos y
de la ? Ilustraci?n apolog?tica ?, contra las impugnaciones y contradic
ciones del vulgo (23 de diciembre de 1732).
Sobre las pol?micas del P. Feij?o con los m?dicos hay reunidos
cuantos datos. bibliogr?ficos pueden apetecerse, en el tomo VI de la
Historia de la Medicina espa?ola, ?de Morej?n.
E interesant?sima la actitud adoptada en medio de tan apasiona
das pol?micas por el famoso m?dico Mart?n Mart?nez que, a pesar de
algunas diferencias de criterio con el ilustre benedictino gallego en
materia m?dica, di? ejemplo de prudencia y de nobleza de sentimien .
tos respondiendo sinceramente a las alborotadas impugnaciones de sus
colegas de profesi?n. ,
Y as? mereceevocarse el recuerdo de su ?Carta defensiva? que
sobre el primer tomo del Teatro cr?tico, que di? a luz el reverend?,
simo' P. M. Fr. Benito Feij?o, le escribi? su m?s aficionado amigo don
Mart?n Mart?nez, doctor en Medicina y m?dico honorario de familia
de Su Majestad, profesor, de Anatom?a, examinador del ProtoMe
dicato, socio y actual presidente le la Regia Sociedad de Ciencias de
Sev?lMa. En la Imprenta Real.? A?o 1726.
Aparte de las impugnaciones formuladas por algunos contempo
r?neos del P. Feij?o en relaci?n con las doctrinas que quedan se?ala
das, pudierareproducirse aqu? amplia relaci?n de las censuras diri
? gidas por otros aspectos, especialmente por la defensa de las mujeres
.
Sabido es c?mo despu?s de pregonarse la famosa ?Declaraci?n
de los derechos del hombre ? pareci? olvidarse los leg?timos y natura
les . privilegios de su compa?era en la vida, proclam?ndola, a veces, en
los tiempos rom?nticas, como Reina del Parnaso, a reserva .de limitar
con exceso sus actividades sociales, econ?micas y pol?ticas.
Ser?a curioso comparar los principios que en este orden sostuvo
el insigne benedictino con los avances reconocidos actualmente en to
dos los pa?ses cultos, y particularmente con los que figuran en los es
critos de una mujer tan excepcional por su saber como Concepci?n
Arenal, que supo elevar el rango superior de su sexo, tarea que opor
tunamente ser? desarrollada en el libro que ya tenemos anunciado con
.el t?tulo Concepci?n Arenal y el feminismo.
Este problema fu? patrocinado por Feij?o con simp?tica valent?a,
en lucha con el ambiente que en su tiempo afectaba a la consideraci?n
debida a la mujer.
Bien comprendi? que habr?a de surgir una fuerte contradicci?n con