80 BOLET?N DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
conseguir percibir sus contornos sin sacrificar su esencialidad
ontol?gica. Zubiri nos dice que "la verdad es la posesi?n inte
lectual de la ?ndole de las cosas" ". Por su parte, Unamuno, sin
la exigencia especulativa de 'Zubiri, despu?s de reflexionar so
bre la verdad, termina dici?ndonos que es "aquella que uno cree
con todo coraz?n y con toda el alma y de acuerdo con lo cual
obra". Si se pudieran complementar estas dos definiciones, ob
tendr?amos un precioso dictamen de la verdad. Para Unamuno,
lo primario es la verdad moral, y de ella procede la verdad l?gica.
Lo contrario de lo primero es la mentira, y lo contrario de la se
gunda es el error. En este ?ltimo sentido, el P. Feijoo, palad?n
y apologista de la verdad, a pesar de considerar, al error como
una enfermedad del esp?ritu y nocivo a la raz?n, no deja de in
currir en algunos de esos, desaciertos, frutos muchos de ellos del
clima cultural que le toc? padecer. Por ejemplo cre?a en la exis
tencia de dragones y nereidas, dudaba de la de los hipop?tamos,
e incluso sosten?a que en su patria Galicia hay terrenos donde
s? se siembra trigo nace centeno, etc.
El P. Feijoo ten?a tambi?n su propio juicio de valor a este
respecto. A ?l pertenecen estos sabrosos y v?lidos conceptos:
Quien considerase que para la verdad no hay m?s que Una
senda, y para el error, infinitas, no extra?ar? que caminando
los hombres con tan escasa luz se descaminen los m?s. los Con
ceptos que el entendimiento forma de las cosas, son como km
figuras cuadril?teras, que s?lo de un modo pueden ser regulares;
pero de innumerables modos pueden ser irregulares.
En cualquiera materia que se ofrezca al discurso, es utilidad
bastante conocer la verdad y desviar el 'error. El recto conoci
miento de las cosas por s? mismo es estimable, aun sin respeat?
a otro fin alguno criado. Las verdades tienen su valor intr?nseco,
y el caudal o riqueza del entendimiento no constan de otras Ino"
neda s. Unas son m?s preciosas que otras, pero ninguna in?til v
Se tiene dicho que los hombres no han luchado nunca por
la verdad, sino que han luchado por su verdad. Puede darse ese
caso. Pero lo amoral no es defender una verdad que considera?
mos pura, que sostenemos con firmeza y que la hemos conPr
mado con ingredientes mentales sanos y honestos, sino defen
der una verdad convencional, sintiendo en la intimidad de
22 XAVIER ZURIRI: "Naturaleza. Historia. Dios".
13 T. I de "Teatro Cr?tico Universal".