276 BOLETIN DE LA REAL ACADEMIA GALLEGA
yenvolto' n'ese ! albor d'o ?terno esprit()
dend'o barro voar?s 'hastr'o enfinito".
Luz d'a luz
La Iglesia es quiz? el poeta m?s fecundo de su tiempo y cu
yas obras est?n casi todas in?ditas; plies lo ` publicado es una
minima parte. Esa misma fecundidad fire el mayor obst?culo
para'la perfecci?n de sus composiciones.
Fue tambi?n cantor de la Virgen, a la que amaba con filial
fervor. Hermos?simos idilios y plegarias escribi? a la Virgen
de la Pastoriza, cuya ermita visitaba con frecuencia, y all?,' en
su nombre y el dtoda la familia, invocaba amparo para los
hijos de 'allende el' mar
"?A quen Virxe sin lixos de pecado,
acodiremos nos
cand'o `esprito sintimos apoucado,
como non for a V?s?
Es hermosa y dulce su oraci?n A Virxe do Val. y en A danza
d'as candeas, teje una guirnalda de afectos propios y motivos
populares, que m?s parece sinfon?a de muchas almas, en donde
se encuentran tan delicados pensamientos de enamorado, como
el siguiente:
"Que os p?s da Nai mats pura,.
reina da altura,
s? debe arder
a luz que nas estrelas
eternas velas
vemos tremer".
Parece como si por su alma en l?nea horizontal pasase el
juego de las ideas marianas, con la misma delicadeza que un
meandro sobre un friso griego. El ruego del marinero que se
hace a la mar e invoca a la Virgen; el canto del peregrino que
ve cercana la tumba jacobea; la oraci?n del ni?o que se enco
mienda al Patr?n de las familias, S. Jos?; los himnos llenos de
piedad a la Virgen del Portal, de Ribadavia; las alabanzas a la
Concepci?n, etc., pasan por las cuerdas de su citara,