8o Bolet?n de la Real ycademia Gallega
jos del a?o; pero a?n he de causaros algo m?s, si bien tened la segu I
ridad de que ha de ser por brev?simo espacio de tiempo.
As?, como digno remate de la sesi?n de Vigo, fu? la ofrenda que
hizo la Academia Gallega ? los nobles ideales de Fides, Patria, Amor,
depositando modestos ramos de flores en el altar del Sant?simo Cristo
deja Victoria, en la tumba de los gloriosos soldados de la patria y al
pi? de la estatua de la insigne Concepci?n Arenal, digno remate de
esta sesi?n, debe de ser el que, todos unidos, vayamos ? depositar,
apartados de todo car?cter oficial, otro modesto ramo de flores al pi?
de la estatua del insigne Pastor D?az, como ofrenda de todos los inte
lectuales gallegos, al que encarn? en su esp?ritu y en sus obras toda
la melod?a, todo el encanto y todo el misterio de nuestra po?tica y
so?adora alma regional.
Y ahora, como conclusi?n, justo es consagrar un recuerdo y un
aplauso ? aquellos, gracias ? quienes podemos reunirnos hoy aqu?. Ya
sabeis de quienes os hablamos y ? quienes nos referirnos. Son aque
llos nuestros hermanos que alejados de nosotros, nos acompa?an en
espiritu y en nosotros tienen depositada su confianza. Ellos, que gene
rosamente os ayudan en estas fiestas, y ? quienes debe vida y sosteni
miento esta Real Academia, son la prueba fehaciente de cu?n poderoso
es el esfuerzo colectivo. Con ?l nada hay imposible, y esta palabra que
asusta, debiera h? largo tiempo haber desaparecido de nuestro l?xico
si los gallegos de ac? imitaremos ? los gallegos de all?. Ellos son los
varones fuertes de ?nimo, abnegados y generosos siempre, ? quienes
su apartamiento del hogar materno, no hace entibiar sus cari?os hacia
el suelo en que se meci? su cuna. Testigo, la corona dedicada ? Pastor
D?az por los ?Hijos de Vivero?, en el Plata. Ahora mismo, en estos
precisos momentos, ? miles de leguas de distancia, as? como nosotros
nos congregamos para honrar ? Pastor D?az, los 40.000 gallegos resi
dentes en la Habana, se reunen bajo el patrocinio de la Asociaci?n
Iniciadora y Protectora de la Academia, para, en solemnisima velada
literaria, honrar ? su vez al insigne vivariense. Ellos y nosotros coin
cidimos en un mismos pensamiento y en unos mismos deseos. Quere
mos ver grande, rica y feliz ? la p?tria. Trabajemos todos para que
as? sea, que a?n cuando, como el pueblo elegido por Dios, crucemos.
el desierto en busca de la tierra prometida y veamos terminar nuestra
vida sin que arribemos ? ella, no es pensando en nosotros solos por
quienes comenzamos la jornada. Miramos m?s alto. Pensamos en
.
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Ja