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BOLETÍN DA REAL ACADEMIA GALEGA
a)
1858
[...] aquella multitud, siempre hambrienta y escuálida; aquellos brazos, siempre levantados en ademán de súplica; aquel modo de disputarse entre padres e hijos, como verdaderas fieras, el pedazo de pan que la caridad pública alargaba al que parecía más agobiado por el hambre. [A cursiva, miña].
1885
[...] aquella multitud, siempre creciente, siempre hambrienta y escuálida, que, como las olas del mar, rugía sordamente levantando las manos en ademán de súplica, mostrando desesperada las llagas que la cubrían (264).
Todo fai supoñer que a Murguía, en 1885, as palabras subliñadas parecíanlle excesivas, se ben, na redacción de 1858, ?sálvaas? con este comentario, omitido logo: ?[...] sabe el cielo de lo que serán capaces aquellos seres desgraciados que hacían palpable la verdad de no sé qué filósofo que aseguraba que nada hace al hombre parecerse a las fieras como el hambre?. b) 1858
[...] aquellos seres que hablaban una jerga ininteligible para nosotros mismos.
1885
[...] una jerga ininteligible hasta para los que hablábamos gallego. (265)
É nesta edición, non na anterior, onde Murguía insire unha curiosa nota na que afirma que Pintos ?me confesaba que jamás había hecho mayor acopio de voces que en aquel tristísimo año del hambre? (265). c) 1858
?De dónde eres?, le pregunté. ?De la montaña, me respondió con el dialecto propio de nuestro país. [A cursiva, miña]
1885
?De dónde eres? preguntéle. ?De la montaña, ?me contestó. (268)
d)
1858
Quieres saber adónde iba con su hermano pequeño [...]? ?A recoger las espigas!