190 Dotettn de ta 'Real Academia Gallega
'tido el peso de obligaciones imposibles de satisfacci?n, a falta del auxilio
colectivo de otro semejante suyo. De aqui la formaci?n de asociaciones.
diversas entre las cuales figuran sobresaliendo por la ejmplaridad de su
r?gimen, las comunidades religiosomonacales, que a no ser tan de sobra
conocidas, las tendr?amos por imposibles. Hoy, a duras penas se nos al
canza que hombres de condici?n m?sera y de posici?n oscura, como los
lauros de la Tebaida, y cuantos de nuestros despreciadores del mundo
hubo, sin que alguien los haya puesto de acuerdo, emprendieran vida
solitaria dedic?ndose a la oraci?n y penitencia, refugiados en Io m?s es
condido de la monta?a. ?Cualquiera ciudadano de nuestro tiempo aban
dona los placeres mundanales, cambiando su bienestar por la vida del
anacoreta que, descalzo el pie y casi desnudas sus carnes, busca la vida de
'contemplaci?n en lo m?s alto y alejado del monte, sin m?s abrigo que el
hueco de una pe?a, el tronco de un roble o la choza de ramas desgajadas,
para contener el primer embate del aluvi?n, y defenderse del rigor de las
estaciones!
Parecer? tambi?n inveros?mil, si de ello no tuvi?semos noticia, que
de estos pobr?simos austeros practicadores de la vida penitente, hayan sali
do las asociaciones m?s poderosas del mundo. El lauro, el penitente, el
anacoreta, cavando por sus propias manos la tierra que ha de producir la
yerba o ra?z de su alimento, arrimando bloques y hacinando troncos,
pasa del hueco de una gruta o de la concavidad del ?rbol a la estrecha
celda del monje que se guarece al abrigo del muro, previniendo repenti
nas asechanzas y violentas depredaciones.
Maestros y disc?pulos, amparados por la regla y sin contar entre s?
esclavo ni vasallo alguno, viven unidos, constituyendo sociedad y hogar
com?n. Obreros sin retribuci?n, oc?panse a la vez que en el ejercicio de
pr?cticas religiosas, en el fomento y perfecci?n de las artes, oficios, agri
cultura, industria, y de todo cuanto puede el hombre hallar necesario
para la vida. De su aplicaci?n a la mejora de productos naturales de la
tierra, vino la roturaci?n de grandes comarcas, desiertas e improductibles;
la perfecta distribuci?n de labores, administraci?n de intereses y natural.
acumulaci?n de riquezas.
De pont?fices 'y reyes obtuvieron franquicias y privilegios, rivalizan
do con los anteriormente concedidos a los se?ores y ricoshombres, gue
rreros, hidalgos, etc., dando motivo a no " peque?as conjuraciones por
parte de aquella nobleza que poco a poco, irritada por la envidia, la avari
cia y la soberbia, h?zose cada vez m?s turbulenta.
Los castillos y fortalezas levantados frente a las torres de las iglesias
y monasterios, constituyeron presto una amenaza permanente acechando