2I5 BOLETfN DE?LA' ACADEMIA rGALLEGA
nuel Murgu?a su relevantisima condici?n de poeta rom?ntico, que
muchos deseonocian.
De D. Jos? Garcia Acu?a puede decirse con toda propiedad
que era uno de los entendimientos m?s preclaros de Galicia y una
de las mentalidades m?s felizmente capactadas para estudiar los
vastos problemas que la vida gallega ofrece en sus neoesidades y
en sus m?ltiples matices a la consideraci?n de los claros varones.
' Devoto fiel del culto a la nativa ti,erra, que era en ?l como una
religi?n hondamente sentida, su pluma estuvo siempre 'propicia a
defender los intereses gallegos ante todo y por encima de todo. En
el peri?dico diario, en la revista, en la novela y en sus libros todos,
quedan las huellas de este su apostolado al qu? dedic? su atenci?n
tenaz y constante, no entibiada ni desfallecida un solo momento.
Los quo con ?l hemos , laborado a?os y ??os en la ?ntima y
fraternal conviveneia de una redacci?n period?stica, sabemos bien '
lo correcto y exquisito de su trato, lo selecto de su fino esp?ritu oh
servador, lo ,certero de sus juicios, lo elevado de su pensamiento, lo
instructivo y ameno de su conversaci?n y de sus charlas, lo noble
de su camarader?a, lo sineero de sus afectos y lo amplio y s?lido
de su cultura.
Perteneciente a la carrera consular, para la que reun?a dotes,
excepcionales, los cargos que desempe?? representando a Espana
en diversos pa?ses europeos y americanos, s?po dignificarlos con su
clar?simo talento y con su singular don de gentes, mereciendo per
ello la consideraci?n de cuantos con M. se relacionaban. Era inca
paz de cometer una mal? acci?n, ni aun de concebirla o de pensar
la; " y l?' esmerada pulcritud de su modo de proceder, y la altisima
noci?n ` qu& tenia del propio decoro, le hicieron tan optimista y
tan . generoso' en juzgar a los dem?s por s? mismo, que acaso no lle
g? a sospechar que aun hay quienes sienten tristeza del bien ajeno.'
Y ?l?te esta realidad, para ?l,insospechada, que le sali? al paso, la
materia quiso sobreponerse a la grave enfermedad que padec?a y
que habia adquirido por diferericias de clima en tierras mejicanas;
pero el espiritu, m?s sensible, no se resign? a soportarla y (lib
con ?l en la tumba.
Cuantos le conocimos y le tratamos de cerc?, lo recordamos a
toda hora con cari?o y con dcvoci?n, porque la amistad que logra
arraigar en las almas es planta quo no muere mientras haya vida.