$ol?lin de la Real 5Icademia tallega zis
predilecto, lanzasen en sus respectivas c?ntigas que nos informan los
Cancioneros de la Vaticana y ColocciBrancuti, abundancia de s?tiras
mordaces contra la gentil gallega.
El trovador Pedro Amigo, paisano y convecino de la D.a Mar?a
P?rez, cl?rigo primero y monje m?s tarde probablementeagrega Mar
t?nez Salazarfu? de los que m?s se ensa?aron con ella y con su amante
Pero de Ambroa, por haber obtenido ?ste su privanza en m?s de una.
ocasi?n. ~x.
El paralelo entre la Balteyra y la Paderne, es muy af?n, con la
sola diferencia de que la ?ltima no encontr? trovadores que cantaran sus
gracias y heroicas proezas, o criticaran sus liviandades, aunque ella re
cordase las postrimer?as del romanticismo del primer tercio del siglo xix,
tan dulce, por lo menos, como el feliz que prevaleci? en los siglos me
dioevales; mas s?, aseguramos, que no la faltaron 'galanteadores, y a
alguno de ?stos por el inofensivo delito de ?mirarla, se le fusil? incon
sideradamente por la ?turba de foragidos y tunantes??seg?n reza el
documento?o de gentes de buen vivir, en la cual turba desempe?aba
lugar preferente.
Muy ni?a a?n, bulliendo en su cerebro ideas extravagantes y en su
coraz?n varonil, sed de aventuras, emigr? de la casa paterna, abrazando
una vida activa, copiosa en episodios dram?ticos. ?
En aquellos d?as azarosos de sensible recordaci?n para Espa?a, por
las contiendas pol?ticas que libraban realistas y liberales y despu?s car
listas e isabelinos, nuestra protagonista figur? en la mayor parte de
ellas identific?ndose siempre con las tropas insurrectas.
Tal fu? la hegemon?a que adquiriera entre sus parciales y tales los
hechos que realizara, que se la persigui? diferentes veces por las fuerzas
del gobierno sin poder conseguir darle captura.
Temi?ndola sus mismos partidarios, y celosos de su arraigo y pres
tigio, como ocurri? con el cabecilla faccioso D. Fernando el Ebanista,
?ste decret? su destierro a Pontevedra,
Cansada de la ruda brega que durante varios a?os ven?a sostenien
do, y molestada y abandonada hasta por sus propios amigos, se vi? en
la necesidad de refugiarse en la villa del Grobe, y domicilio de su pa
riente el p?rroco de dicha feligres?a doctor D. Francisco Varela Carbajal,
en cuya morada permaneci? hasta el 17 de Febrero de 1840, que la
recogi? su hermano D. Francisco, conduci?ndola a su casa solariega de
Paderne.